El perfecto Mediador. Tercera parte
2020-06-18
1. Oración inicial
«Señor Jesucristo, me has puesto como intercesor delante de ti en favor de este mundo. Mi mayor alegría es sembrar tu mensaje de salvación en esta generación y traer reconciliación y paz a muchos que la están buscando. Jesús, tú eres el “Sol naciente”, la luz del mundo y la suficiente provisión para calmar la sed de todos los que quieren conocerte, yo intercedo por ellos, para que extiendas tu misericordia sobre sus vidas, los perdones y los restaures. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 4:1-3
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16:13
3. Reflexiona
Dios siempre ha buscado personas para ser usadas por Él y que cumplan sus propósitos. Por eso en su Palabra vemos muchos ejemplos de hombres, que de alguna manera con su oración y acciones, trataron de detener el castigo de Dios sobre la humanidad por causa del pecado y la idolatría. Vemos a Abraham intercediendo por Sodoma y Gomorra cuando el Señor le declaró que la iba a ser destruida por su inmoralidad y corrupción. Abraham se convierte en uno de los intercesores más extraordinarios, apelando a la misericordia de Dios sobre los pocos justos que quizás habría en ese pueblo. Con su oración permitió que Lot su sobrino y su familia, se salvaran de la destrucción.
Nehemías oró por su pueblo de una manera tan fervorosa que Dios alineó todo de modo tan perfecto, que logró no sólo la reconstrucción de Jerusalén sino la reforma espiritual de la nación entera.
Ahora Dios nos ha colocado a ti y a mí para ser intercesores en favor del mundo de hoy y comprendamos que la oración del justo puede mucho. Las diferencias entre Abraham y Nehemías eran grandes, pues para Sodoma y Gomorra no había ninguna promesa a la cual aferrarse para interceder y Abraham sólo apeló al amor y la misericordia de Dios, mientras que para el pueblo de Israel habían muchas promesas a las que Nehemías acude para orar por arrepentimiento, misericordia y perdón.
La Palabra de Dios está llena de promesas, que podemos tomar en el momento de interceder por la necesidad de otros y aun por la necesidad espiritual del mundo. Por eso, estas promesas nos deben hacer recordar por qué Dios está buscando gente dispuesta a orar y levantar vallado por la salvación del mundo. Hoy somos los elegidos para dar respuesta a esta generación que está en tanta desolación, tanto dolor, tanta enfermedad, muerte y destrucción y nos usará tan extraordinariamente como Abraham y Nehemías, para traer palabra a la vida de las personas, mantener la fe y para ser testimonio durante este duro tiempo que nos tocó vivir.
Pidamos al Espíritu Santo nos guíe a la verdad para ser esos instrumentos de Dios en este tiempo y dejemos de pensar solamente en los beneficios terrenales, en la sanidad física y la prosperidad económica y llevar a la gente a buscar lo más importante, la paz espiritual y la salvación de sus almas.
Nosotros los que tememos su nombre tenemos la esperanza en Jesucristo nuestro “Sol de Justicia”, la luz para el mundo y el Salvador que ha venido para rescatar y sanar a todos los seres humanos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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