La perfecta ley de la libertad
2020-05-28
1. Oración inicial
«Padre nuestro que estás en los cielos, gracias te damos porque en el amor eterno con que nos has amado, enviaste a tu Hijo unigénito para que nos diera a conocer tu Palabra, que es la única verdad que nos hace libres del mundo, del pecado y de la muerte; tu Palabra es el camino, y la verdad, y la vida que nos llevan a tu Santa Presencia; llénanos Señor con tu Espíritu y por tu Santo Espíritu revélanos Señor esas cosas que ojo no vio, ni oído oyó y que no han subido a corazón de hombre, las cuales contiene, y sabemos que son para quienes te amamos, oh Dios. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él; Si vosotros permaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” San Juan 8: 31-32
“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:25
3. Reflexiona
Jesús en su palabra a los judíos que habían creído en él, establece algo muy importante para todos los que quieran ser verdaderamente sus discípulos y es “permanecer en su Palabra” y esto es mantenerse fiel a ella, oyéndola y obedeciéndola, esto lo confirma cuando dice: “El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.” (San Juan 14:23-24) y guardar la Palabra de Dios es cumplirla como quien guarda las normas de Tránsito.
Esa Palabra de Dios, que es la verdad, al recibirla en nuestro espíritu, comienza a derrumbar los muros y fortalezas de mentira y de engaño que satanás ha construido en nuestra mente y en nuestro corazón a través de todo el tiempo que estuvimos alejados de Dios, viviendo en el mundo y la carne; poco a poco esa verdad de su Palabra va iluminando nuestras vidas, rompiendo esas cadenas, yugos y coyundas que nos ataban al mundo, al pecado y a la muerte y nos hace verdaderamente libres para vivir en el Espíritu y honrar y glorificar al Dios único, verdadero, todopoderoso y eterno.
Hermanos amados, a través del apóstol Santiago nos dice el Señor que debemos mirar atentamente su Palabra, no siendo oidores olvidadizos sino hacedores de ella y, nos promete, que el que tal haga será bienaventurado en lo que hace. Claramente nos lo reitera diciendo: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” (Josué 1:8)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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