Mi cuerpo es templo del Señor
2020-03-10
1. Oración inicial
«Señor, quiero honrarte con todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo dispuestos para ti. Que con mis acciones pueda demostrar que vivo para tu gloria y para tu honra, gracias a que mi vida fue comprada con la preciosa sangre de Cristo. Amén.
«
2. Lee la palabra de Dios
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” 1 Corintios 6:19
3. Reflexiona
En el mundo actual hay dos extremos bastante dañinos para el ser humano, los que creen que el cuerpo no es para nada importante, solo un cascarón sin importancia, o aquellos que piensan que el cuerpo se debe cuidar de manera extrema, incluso llegando a ser tomado como lo más importante del ser humano.
En las escrituras Bíblicas, el cuerpo tiene una función más allá de contener el espíritu y el alma: con él honramos al Señor y le demostramos que somos completamente su propiedad y que estamos dispuestos a hacer su voluntad (Romanos 12:1).
La Palabra de Dios, por tanto, es concluyente en decirnos para lo que no es hecho el cuerpo: No es para practicar la fornicación.
Pero encontramos en el mundo, que la música, la publicidad, la televisión, las redes y muchas cosas más, inducen a la gente a ver la fornicación como algo normal; realmente se ha vuelto tan común, que existen millones de personas que ya no ven el matrimonio como sagrado, porque no ven el cuerpo como algo digno para gloria del Señor.
Por lo tanto, estamos llamados a usar nuestro cuerpo para agradar al Señor, para hacer lo correcto, porque nuestro cuerpo es el lugar donde por fe en Cristo, habita el Espíritu del Dios altísimo y ya no es de nosotros, sino que fue comprado con el precio más alto que se podía pagar: la sangre preciosa de Jesús.
Es por esta razón, que no debemos usar nuestro cuerpo como instrumento para el pecado sino que debemos dedicarlo a honrar y agradar a Dios.
Preguntémonos: ¿cómo estamos administrando el templo del Espíritu Santo?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn