Ordenando nuestras prioridades
2020-02-02
1. Oración inicial
Amado Señor Jesús ayúdame a ser prudente, a vivir una vida plena en el Espíritu, manteniendo encendido el fuego de tu presencia, viviendo en santidad y esperando tu regreso. Renueva mi vida, úngeme con aceite fresco, permíteme estar siempre en comunión contigo y cumpliendo con mis responsabilidades. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Más las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”, Mateo 25:6-10
3. Reflexiona
Dios sólo nos da una tarea, que nos aseguremos que nuestras lámparas estén encendidas para la celebración, esto espiritualmente significa que debemos estar preparados manteniendo encendido el fuego del Espíritu Santo en nuestros corazones, para el día de su regreso. Las lámparas son una representación de nuestra vida y el aceite es la llenura del Espíritu y su fruto.
Mateo 5:14-16 nos dice que dejemos que las buenas acciones brillen a la vista de todos, para que alaben a nuestro Padre celestial. Somos responsables ante Dios de lo que decidimos hacer con nuestra vida y hay cosas que no podemos prestar a otras personas porque son intransferibles como nuestra salvación, nuestra fe y nuestras acciones hechas con amor y obediencia. Por eso, cada uno de nosotros debe responder por su relación con Dios, dar cuenta del tiempo que dedica para su preparación espiritual ya que ésta no puede comprarse ni prestarse a último minuto. Nuestra relación con Dios es propia.
Como en este relato, a veces pensamos que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer las cosas importantes y nos demoramos en hacerlas. ¿Cuántas veces no nos concentramos en lo que realmente vale la pena y perdemos oportunidades que ya no se repiten? Antes que sea tarde debemos decidir qué lugar le damos a Dios en nuestra vida. ¿Estamos listos para su segunda venida?, ¿estamos cuidando y respondiendo por nuestra familia?, ¿mostramos el amor de Dios, compartiendo el evangelio a esta generación?
Esforcémonos por vivir conforme a los principios de Dios, amándolo a Él y a nuestro prójimo, llenos de la plenitud del Espíritu y haciendo su voluntad en esta tierra. Ordenemos nuestras prioridades y estemos vigilantes anhelando el regreso de Cristo desempeñando fielmente nuestras responsabilidades.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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