Fiel

Señor, quiero aprender de ti que permaneces fiel, ayúdame en mi debilidad por medio de tu Espíritu, a permanecer siempre fiel y creciendo en toda buena obra, para dar testimonio de ti, no en mis fuerzas sino por tu gran amor y fidelidad.

“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.”, 2 Timoteo 2:13

A veces no somos fieles pero Dios sí lo es. Él cumple su promesa en todas las circunstancias de nuestra vida, porque Él es inmutable, si Él dice “no te desampararé, no te dejaré” así lo hará. Así mismo, Dios anhela que nosotros imitemos este atributo, cuando decimos ser quienes decimos ser, y hacemos lo que decimos hacer como nuestro estilo de vida, porque ser desleales es decir algo que no es cierto o hacer algo que no es conforme a la verdad.
Por esto, el Espíritu nos faculta para que seamos fieles en circunstancias muy difíciles o en contextos donde en nuestra fuerza es imposible. El Espíritu Santo NO hará en nosotros algo que no sea cierto de Dios. Dios lo envió a nosotros porque sabía que no podíamos ser fiables o confiables sin la presencia del Espíritu Santo. Por eso Jesús les dijo a los discípulos que esperaran hasta que el Espíritu viniera sobre ellos; cuando recibimos a Jesús recibimos ese poder para dar testimonio, sin el cual no podríamos hacerlo.
Por eso la fidelidad es una característica importante para nosotros mismos y para los demás, para que tengamos esa capacidad de ser lo que decimos que somos y de hacer lo que decimos que haremos. Esta cualidad de Dios que ahora por fe en Jesucristo tenemos, pero que debemos poner en práctica en cada situación de nuestra vida.
Así también podemos tener seguridad de que el Espíritu Santo nos adiestra para hacer y decir lo justo, lo correcto, nos ayuda y nos consuela, para que guiados por Él podamos andar justa y rectamente en medio de una generación que no es justa ni correcta (Tito 2:12).
Por lo tanto, debemos aprender a andar en el Espíritu pues así seremos y aprenderemos un atributo importantísimo de Dios: Él es un Dios fiel y esto impactará grandemente en nuestra vida y en la de los demás. Si nos mantenemos firmes, responsables, obedientes, llevando fruto, entonces seremos cristianos que imiten la fidelidad de Dios, siendo lo que decimos que somos y haciendo lo que decimos que haremos.