Un lugar en que todo es como debería de ser: perfecto
2019-06-20
1. Oración inicial
Gracias Padre celestial porque a través de tu Hijo Jesucristo, su muerte y resurrección, restauraste todas las cosas que fueron dañadas por el pecado del hombre. Ahora tengo la seguridad de una vida eterna junto a ti. Recárgame de fe al mirar las maravillosas promesas en tu Palabra sobre el cielo, donde ya no habrá más sufrimiento y decadencia, sino que todo va a ser como lo diseñaste desde el principio para todos los que hemos depositado nuestra confianza en ti. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brille en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”, Apocalipsis 21:22-27
3. Reflexiona
El concepto del cielo siempre ha estado presente en nuestra cultura, muchas películas, documentales y música han sido inspiradas por el interés que los seres humanos muestran hacia este lugar. Sin embargo, muchos hoy tienen dudas de que exista un cielo como el que describe la Biblia en este pasaje y no creen en las promesas de Dios mostrando una nueva creación, en la cual Él y su pueblo moran juntos en comunión.
¿Será que podemos imaginar ese lugar donde no hay hambre, violencia, injusticia, guerras, pobreza, sufrimiento, enfermedades y muerte? Parece demasiado bueno para ser real, pero lo es, porque Jesús lo prometió en 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Ese lugar es real y seguro para todos los que creemos, pues Jesús está haciendo los preparativos para pasar la eternidad con nosotros allí. Tenemos una morada eterna dispuesta por nuestro Rey de reyes y Señor de señores. Un lugar sin límites de propiedad, donde seremos semejantes a Cristo, donde tendremos un cuerpo nuevo, un ambiente nuevo, una experiencia nueva en la presencia de Dios, donde cesará el sufrimiento y la muerte.
En ese lugar, las puertas nunca serán cerradas porque será siempre de día, donde todo lo bendito y glorioso puede entrar continuamente. Nada inmundo entrará en la ciudad celestial y lo más increíble de entender, es que nosotros estaremos ahí no por nuestro origen, personalidad, ni buena conducta, sino por nuestra fe. La vida eterna está a la disposición sólo por lo que Jesucristo, el Cordero, ha hecho por nosotros. Si confiamos y creemos en Él estaremos asegurando nuestra estadía en el cielo, nuestra ciudadanía en su nueva creación.
Tenemos una responsabilidad grande para con nuestros semejantes que están desesperanzados y temerosos de su futuro. Prediquemos el evangelio y mostremos que la vida eterna es una realidad y está disponible a través de Jesucristo para todo el que le conoce, como lo dice Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
Cree en Jesucristo, acéptalo en tu corazón y tú nombre estará escrito en el libro de la vida del Cordero; ese es el pase para entrar al cielo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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