La ceguera del orgullo. Parte 3
2019-04-17
1. Oración inicial
Padre Dios, ruego a ti para que tu Santo Espíritu me guíe a caminos de rectitud, humildad y santidad; continúa perfeccionando tu obra en mí, pues quiero ser obrero aprobado delante de tus ojos. Te doy la Gloria y elevo alabanzas a tu nombre, porque sólo tú la mereces. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”, Salmo 138:6
“El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco”, Proverbios 8:13
3. Reflexiona
El orgullo está muy arraigado en el corazón del ser humano y esto impide que muchos acepten a Jesucristo como su Salvador personal. La gente soberbia se gloría de sí misma y creen que se bastan a sí mismos. El orgullo es en esencia una auto-adoración, que no deja ver que cualquier cosa que se hubiera hecho en este mundo, no habría sido posible si Dios no hubiera permitido realizarla.
La humildad y el orgullo son fuerzas contrapuestas, que se refieren respectivamente al carácter de Dios y al de satanás y es por esto que la Biblia dice que al altivo Dios lo pone en la vereda opuesta. Cuanto más orgulloso se es, más lejos de Dios se está.
Si alguien nos dice: piensen en una persona orgullosa, siempre vienen a nuestra mente muchos de los que nos rodean, pero jamás pensamos en nosotros mismos, pues, no hay otro defecto más fácil de ver en los demás, pero más difícil de verlo en nosotros mismos. Es muy fácil ver en el hermano la paja en su ojo sin tener la capacidad de vernos la tremenda viga que existe en el nuestro y cuando se refiere al orgullo qué difícil es reconocerlo en nosotros.
Ahora es tiempo de examinar nuestro corazón a la luz de la Biblia y tomar la decisión de despojarnos del orgullo y aprender humildad. La Biblia dice: “revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5 b)
En 1 Pedro 5:6 dice: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo». Estamos así apreciando todo lo que la Escritura dice sobre la humildad, que es una virtud que Dios tiene en cuenta y reconoce. Y en Isaías 57:15 dice: «Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados».
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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