Sacerdotes del Dios altísimo
2019-04-12
1. Oración inicial
Gracias mi Señor Jesús, mi salvador. Me amaste y moriste en la cruz por mis pecados, para hacer de mi una persona nueva para tu servicio y gloria. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”, 1 Pedro 2:9
“quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,”, 2 Timoteo 1:9
3. Reflexiona
Los sacerdotes en el antiguo testamento presentaban ofrendas por el pecado a través del sacrificio de corderos, en representación o modelo de lo que había de venir, es decir Cristo mismo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Hebreos 8:5).
Cristo, como sumo sacerdote, se presentó una sola vez y para siempre por nuestros pecados, esto lo podemos aprender detalladamente en el libro de Hebreos (Hebreos 9:24-28), y estableció un nuevo pacto a través de su sangre, como mediador, para que nosotros por la fe en Él seamos también partícipes de este pacto eterno. Por esto, el Espíritu Santo hablando por Pedro, nos dice que somos sacerdotes porque fuimos apartados por Dios, comprados con la sangre preciosa de Cristo, consagrados para anunciar a Cristo.
Es decir, todos los que hemos creído somos sacerdotes, no es un llamado para unos pocos sino de todo el pueblo de Dios, pero entonces, si no se hacen sacrificios rituales ¿qué hace un sacerdote según el Nuevo Testamento?
Este presenta continuamente alabanza y adoración al Señor, (Hebreos 13:15), dedica su propia vida como sacrificio santo; anuncia a Cristo a través de su propia vida, porque Cristo habita en él; instruye en la Palabra para edificar espiritualmente a otros (Colosenses 3:16). Por lo tanto, estas funciones son propias de todo creyente, y las ejercemos en nuestra familia, en nuestra comunidad y en nuestra congregación.
Nuestra responsabilidad como creyentes no es tomar el lugar de Cristo sino servirle, anunciarlo y vivir para Él.
En Apocalipsis, un pasaje resume contundentemente esta verdad de lo que somos ahora, si hemos creído en Cristo: “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 1:5-6 ).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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