¿Dónde está tu hermano?

Señor ayúdame a ser sensible a la necesidad de mis hermanos de la iglesia, a darles no sólo palabras de aliento sino también ayuda si tienen alguna necesidad para su sustento. Amén.

“Y El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?», Génesis 4:9

Somos indiferentes al dolor ajeno, a la situación difícil por la que pueden estar pasando nuestros hermanos, muchas veces vemos que alguien está sufriendo y pasamos como si no fuera con nosotros. Nos hemos vuelto insensibles a las necesidades de los demás.
Pero la necesidad esencial del ser humano es la falta del Dios vivo en su vida. Jesús no fue indiferente, demostró con su sacrificio en la cruz que le importaba nuestra situación, no quería que muriéramos eternamente y por esto se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres, pagó por nuestra culpas (Filipenses 2:7-11).

Y en esto consiste el amar al prójimo: que así como Jesucristo dio su vida por nosotros para que creyendo en Él fuésemos salvados (Juan 3:16), también nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos en Cristo (1 Juan 3:16), ofreciendo nuestro tiempo, dedicación y amor para levantar su ánimo, para brindarles ayuda si les hace falta algo. Como nos enseña la Palabra en Santiago 2:15-17, si alguien ve que un hermano no tiene para sus necesidades básicas y no le ayuda, de nada le sirve que le diga “Que te vaya bien, abrígate y come”. Debemos demostrar que en verdad el amor de Cristo habita en nosotros y que no somos indolentes, y si Dios nos pregunta ¿dónde está tu hermano?, sepamos dónde está y cómo está. Sí somos guardas de nuestro hermano, nos debe importar tanto sus necesidades como la nuestras. En esto el mundo sabrá que somos discípulos de Cristo, que demostramos el amor a nuestros hermanos con acciones, no sólo con palabras.