No olvidemos las bondades del Señor
2019-02-21
1. Oración inicial
Señor, te doy gracias, perdóname si he sido ingrato, llena mi vida de ti y guíame con tu Espíritu para demostrar mi agradecimiento siguiendo tu Palabra y practicando tus principios.
2. Lee la palabra de Dios
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.”, Salmos 103:2
“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;”, Deuteronomio 8:11-14
3. Reflexiona
Por muchos factores olvidamos todas las bondades que Dios ha hecho con nosotros, pero el principal factor que documenta la Palabra de Dios, es cuando colocamos nuestra seguridad en la bendiciones y no en el dador de estas. Cuando confundimos tener una relación con Dios con tener muchos bienes.
Por eso el Señor dice a la iglesia en Apocalipsis 3:17: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”
No sea que nos suceda lo mismo: decimos que no tenemos necesidad, económica o de bienes materiales, pero por dentro se encuentre nuestro corazón vacío. Un corazón que no obedece a Dios, ni anda conforme a sus principios, es un corazón realmente endeudado y empobrecido.
Es claro que Dios también nos puede bendecir económicamente, porque no es malo tener riqueza sino el amor hacia ellas. Por eso mi relación con Dios debe ser lo primero, el gran tesoro que guardo junto a sus mandamientos y sus principios de vida (Mateo 6:20). Si no, toda riqueza que podamos tener sin Dios se convierte en nuestro principal enemigo.
¿Qué debemos hacer para realmente no olvidar las bondades de Dios? Seguir el consejo de Jesús en Apocalipsis 3:18, “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”, esto es, ser purificados de todo pecado por la preciosa sangre de Cristo, pidiendo perdón a Dios por medio de Jesús por nuestra ingratitud y revestirnos de Cristo. Es decir, no andar en la carne o en los deseos del mundo, sino ser guiados por su Espíritu en todo y colocar nuestra mirada en las cosas de arriba, en Cristo, y no en los bienes materiales; pues aunque éstos serán añadidura, tendremos un corazón que no olvidará sus bondades.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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