Libres al ser espirituales
2019-01-05
1. Oración inicial
Amado Señor Jesús, hoy vengo a ti pidiendo que perdones todos mis pecados, límpiame para que tu Santo Espíritu produzca en mí el fruto que necesito para crecer a la medida de tu estatura espiritual y vivir una vida santa, en comunión permanente contigo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley», Gálatas 5:22-23
3. Reflexiona
Si queremos vivir como verdaderos cristianos nuestro mayor anhelo debería ser crecer en el carácter de Jesucristo. Sólo esto es posible en el poder del Espíritu Santo.
La palabra fruto está en singular, porque como un racimo de uvas son parte de una unidad, así mismo todas las virtudes mencionadas en estos versículos, deben estar en unidad en la vida de un creyente. Una de las funciones del Espíritu Santo es dar la santidad de Dios a nosotros. Fuimos llamados por Dios con el propósito de ser libres de la esclavitud del pecado y ser personas maduras, desarrolladas conforme a la estatura completa de Cristo. El fruto es la evidencia de la llenura del Espíritu Santo.
Cuando una persona después de recibir al Señor no cambia sino que continua practicando los frutos de la carne andando en su anterior vida, está despreciando el precioso regalo de Dios de andar en el poder de su Santo Espíritu. El camino del Espíritu es el único que lleva a la libertad y al amor.
El fruto del Espíritu es la evidencia del carácter espiritual del cristiano. El Espíritu da vida nueva que el cristiano debe mostrar en su caminar en este mundo. De lo contrario, experimentará una vida espiritual en derrota llevada por sus deseos egocéntricos, totalmente contrapuestos a lo que Dios quiere para él.
Si interrumpimos nuestra comunión con Dios por el pecado, será muy difícil mostrar el fruto del Espíritu. Por eso es vital ser llenados por Él, esto sólo se logra si permanecemos en Cristo. Juan 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. El secreto de ese permanecer es la obediencia a su Palabra.
Estaremos a partir de hoy estudiando cada una de las virtudes del fruto del Espíritu y pidamos al Señor que en este nuevo año desarrollemos aquellas cualidades espirituales que nos faltan para formar su carácter en nosotros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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