Cristianos mediocres
2018-12-05
1. Oración inicial
Padre, te oro para que nos hagas comprender con claridad el gran valor de la esperanza a la que hemos sido llamados, y de la salvación que Él nos ha dado a los que somos suyos, para que llevemos mucho fruto, para tu gloria y honra. Amén
2. Lee la palabra de Dios
«¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire», 1 Corintios 9:24-27
«Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.», Apocalipsis 3:15-17
3. Reflexiona
La disciplina es fundamental para hacer todo lo que hacemos, tratando de dejar todo aquello que nos hace daño o que pueda perjudicarnos, así mismo, con la ayuda de su Espíritu tener autocontrol o dominio propio, para que lo que hagamos sea con toda excelencia. El objetivo es agradar a Dios en todo; no sólo en algunas cosas, pues sería una actitud mediocre que nos puede llevar a la derrota y a vivir una vida improductiva.
La falta de carácter nos hace cristianos mediocres, poco útiles, pues andamos todavía enredados en nuestros propios conflictos, no hemos entendido lo ancho y extenso del amor de Dios. No hemos sido madurados en la fe, nuestra confianza es débil y por lo tanto no aprovechamos los talentos que Dios nos ha dado. (Mateo 25:14-30).
Es parecido a aquellas personas que en el mundo, tienen dones especiales, en los deportes o la música, pero que por falta de disciplina sólo son destellos, brillaron y luego se apagaron por falta de disciplina y dominio propio.
Lo mismo nos puede pasar a nosotros, los creyentes, si no tomamos con diligencia y responsabilidad el llamado de Cristo, y si no nos esforzamos por ser obreros aprobados que no tienen de qué avergonzarse y que interpretamos correctamente la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Agreguemos a nuestra fe toda virtud, conocimiento pleno y virtud en acción, pues tenemos todo el potencial ya que Dios ha puesto su Espíritu en nosotros, y por eso estamos dotados de todas la herramientas necesarias para pelear la buena batalla de la fe. Hagamos así para vencer todo reto espiritual que se nos presente, vencer el pecado que nos asedia y llevar el mensaje de salvación con toda integridad a un mundo que se consume en su propia mediocridad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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