Dios manda escuchar su voz
2018-10-14
1. Oración inicial
Amado Padre, afino mi oído espiritual y abro mi mente para grabar los dichos de tu boca, y ponerlos por obra y no pecar contra ti; quiero obedecer fielmente tus mandamientos y estatutos, quiero ir siempre hacia adelante haciendo tu voluntad en mi vida, te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Más esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante”, Jeremías 7:23-24
3. Reflexiona
El día que Dios saca al pueblo de Israel de la tierra de Egipto, no les pide holocaustos, sino que simplemente les dice: “Escuchad mi voz” pero ellos “no oyeron ni inclinaron su oído”. Dios quería la obediencia de su pueblo amado, pero ellos hicieron lo que su duro corazón quiso, por eso terminaron adorando ídolos y no a Dios. Actualmente, el corazón de muchos creyentes se ha ido tras otros ídolos, los que, a diferencia con los israelitas, solo han cambiado su identidad.
El mensaje de Jeremías fue desatendido. Sin embargo, su responsabilidad era entregar ese mensaje, aún si no hubiera respuesta al mismo. También hoy en día, muchos no quieren escuchar la Palabra de Dios, sin embargo paradójicamente, quieren que en la vida les vaya bien y que Dios siempre esté de su lado.
Dios nos demanda obediencia a su voz. La obediencia demuestra nuestra fe y nos trae bendición, la cual se refleja en una vida abundante y fructífera. No siempre vamos a entender los mandamientos del Señor, pero nuestra confianza hará que se cumplan sus promesas.
La obediencia glorifica a Dios y nuestra vida será de su agrado. Jesús se refiere a sí mismo como la vid y a los creyentes como las ramas. Él dice: » Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Permanecer es obedecer. El cristiano obediente lleva mucho fruto y le trae gloria.
La Biblia nos dice: «Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas” (1 Reyes 2:3).
La clave de una vida prospera y beneficiosa es la obediencia a los mandatos de Dios. Haga suyo el poder del Espíritu Santo por fe, al disciplinar su mente y corazón mediante la obediencia a Dios y su Palabra.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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