Guardaos de toda avaricia
2018-10-12
1. Oración inicial
Amado Dios, presérvame de poner mi corazón en las cosas del mundo y más aun de albergar codicia; ayúdame a vivir con la moderación y el control que debe caracterizar a los hijos de Dios. Estoy seguro que tú no me desampararás, ni me dejarás, pues tú eres mi ayudador. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y les dijo (Jesús): Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”, Lucas 12:15
3. Reflexiona
Habitualmente las discordias entre la gente se presentan por las cosas materiales. Algunos ejemplos en la Biblia son: los creyentes de la iglesia de Corinto tenían litigios delante de los incrédulos (1 Corintios 6:1-4). En la iglesia de Jerusalén habían murmuraciones de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria (Hechos 6:1). Los amos de una muchacha que tenía espíritu de adivinación en Filipos prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro ante las autoridades, porque el mensaje de Cristo les hacía perder dinero (Hechos 16:19). Un hombre se acerca a Jesús una vez pidiendo que obligue a su hermano a partir la herencia con él (Lucas 12:13).
Jesús advierte que el mayor problema es la avaricia que a veces se apuesta en nuestros corazones. Y hoy vivimos en una sociedad bombardeada de materialismo y de consumismo, que otorga valor a las personas por el dinero, posesiones o logros. Pues los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.
La Biblia nos enseña que esas luchas revelan el corazón de las personas, muchas veces la codicia y la avaricia, han invadido el corazón y por eso hemos visto riñas entre hermanos, por una herencia. El poner nuestra felicidad en las cosas del mundo nos trae duras consecuencias. El Señor nos enseña que nuestra mirada esté en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Aprendamos a depender totalmente de Dios, pues, nuestras intenciones pueden estorban nuestras oraciones. La oración tiene que tener un motivo correcto. Jesús dijo: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Juan 14:13-14). Él conoce nuestras necesidades y las suplirá, pero la gloria es para el Señor.
Hermano la Biblia dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador” Hebreos (13:5-6a).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn