Una cita con Jesucristo. Parte 2
2018-10-05
1. Oración inicial
Precioso Dios, me has concedido un día más de vida y este es un tiempo para ganar recompensas que serán para la eternidad. Fielmente cumpliré tus mandatos y trabajaré en tu obra, para ganar la “corona de gloria”, la “corona de vida”, la “corona de justicia” y la “corona de gozo”. Quiero servirte sin reservas mi Señor Jesús, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”, 1 Corintios 3:12-15
3. Reflexiona
La salvación es una dadiva por gracia divina, por tanto no es una recompensa. En el tribunal de Cristo se darán las recompensas a cada creyente según las obras que haya hecho en obediencia al Señor.
Se requerirá entonces del creyente, que dé cuentas de cómo ha servido al Señor. ¿Ha usado bien los dones y recursos que le han sido dados? Porque habrá aquellos que han obrado erradamente, y su obra será quemada, y no recibirán recompensa, aunque si serán salvo. Para otros, su obra permanecerá, y recibirán recompensa por su labor. El apóstol Juan exhortó a los creyentes a permanecer en Cristo, a fin de que como obrero, no tuviera que avergonzarse ante el Señor en su venida, por eso dijo: “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados” (1 Juan. 2:28).
Examinemos nuestra vida, ¿qué tanto cumplimos con la Palabra de Dios? La Biblia habla de creyentes recibiendo coronas: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12)
El tribunal de Cristo es un momento de encuentro personal con Cristo, es un momento de gloria y no de temor, ni de castigo, sino para recibir de él, la recompensa por nuestro servicio. Esto será inmediatamente después del rapto de la Iglesia y Pablo lo habla así: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17). “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2Ti 4:8).
Hermano, el Señor dijo: He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apocalipsis 22:12) Por tanto, si aún hay vida dentro de nosotros, seamos instrumentos de Cristo en su obra para llegar gozosos delante de él, quien llevó una corona de espinas por nosotros y que ahora aprecie nuestros débiles esfuerzos y nos dé una “corona de gloria”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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