La complacencia de Dios
2018-09-15
1. Oración inicial
Amado Dios, cuántas gracias te doy por esta época en la cual vivo, tiempo de cielos abiertos, tiempo del mover del Espíritu Santo, tiempo de hallar complacencia ante tus ojos con mi obediencia. Te ruego me ayudes a ser siempre aprobado por ti, gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él”, Mateo 3:13
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”, Mateo 3:16-17
3. Reflexiona
Juan el Bautista hace su aparición para bautizar e invitar al arrepentimiento al pueblo judío. Se había extendido en toda Judea la voz de este gran predicador que atrajo a multitudes, llenos de una vehemente expectativa. Un día Jesús fue de Galilea al Jordán para recibir el bautismo como antesala para ser ungido por el Espíritu Santo.
Luego de ser sumergido en agua y bautizado, una paloma desciende sobre Jesús. Es un comienzo a un tiempo de bendición para la humanidad, los cielos se abrieron para dejar descender al Espíritu Santo como paloma y posarse sobre Jesús. Es una escena hermosa, ante los ojos y los oídos de todos los que estaban presentes, y se escucha una voz del cielo que decía: “Este es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” Es un momento divino, lleno de gloria, donde la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) se reveló a la humanidad, Jesús encarnado como hombre, el Espíritu reposando sobre El, y la voz del Padre celestial afirmando su amor y su complacencia en Jesús. Dios da a conocer la identidad y procedencia de Jesús, da a conocer su plan divino y lo que significa Jesús para el Padre.
Con el bautismo de Jesús se marca un nuevo comienzo de cielos abiertos para la humanidad. Aún es tiempo de arrepentimiento y de buscar a Dios mientras puede ser hallado; y así como Jesús inicio su ministerio inundado con el fuego del Espíritu Santo, nuestra vida y obra debe caminar en obediencia absoluta y saturada de su presencia, y sólo así nuestro Padre Celestial podrá seguir pronunciando de ti y de mí: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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