La oración desata el poder de Dios
2018-09-04
1. Oración inicial
Padre Bueno, me acerco a ti con corazón quebrantado y elevo mi oración glorificándote por tu gran poder, porque me guardas de todo peligro, así pase por el fuego no me quemaré porque tú estás conmigo y tus planes son perfectos para mi vida. Quiero hacer de la oración mi mejor estilo de vida y depositar en tus manos toda mi confianza. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y Él oirá mi voz”, Salmo 55:17
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”, Marcos 11:24
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras”, Salmos 145:18
3. Reflexiona
Muchos pasamos por alto el gran poder que conlleva la oración, y no es que en la oración misma esté el poder, sino que la oración es el vehículo que nos transporta a la presencia del que tiene todo el poder. Es expresarle a Dios continuamente con nuestras palabras, que nuestra confianza está en Él, que lo anhelamos más que el aire para respirar, que necesitamos de su amor, de su poder y de su misericordia y que sin él somos menos que el polvo de la tierra. Es doblegar nuestra cerviz, nuestra autosuficiencia y presentarnos humillados ante su presencia.
La oración destruye ataduras, rompe cadenas, derriba fortalezas y produce verdadera libertad en nuestra vida. Escrito esta: “En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11b). El ingrediente vital es la fe, pues la biblia dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6)
En las Escrituras hay muchos ejemplos en los que Dios nos muestra su infinito poder en respuesta a la oración. Daniel nos enseña que se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de Dios, y cuando fue lanzado al foso de los leones, Dios envía a su ángel para cerrar la boca de los leones.
Sadrac, Meshack y Abed-nego nos enseñan que cuando oramos ni siquiera la llama más ardiente puede quemarnos, pues ellos fueron lanzados a un horno de fuego calentado siete veces más de lo que se solían hacerlo y “ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían” (Daniel 3:27)
Jesús dijo: «Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré» (Juan14:14). Dios quiere ver hijos esforzados y valientes, que crean que la mano de Dios se desata a través de la oración. Escrito esta: «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jeremías 33: 3).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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