Heridas
2018-08-01
1. Oración inicial
Señor, así como en tu amor perdonaste mi pecado y sanaste mis heridas, por medio de Jesús, ayúdame a perdonar y a sanar las heridas de mi prójimo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.» Mateo 5:23-24
3. Reflexiona
Las malas palabras causan heridas, las respuestas ásperas con violencia son un golpe directo al corazón, causan el mismo efecto que una bofetada, por eso la escritura dice: “La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.” (Proverbios 15:1).
Mejor, es vencer el furor de aquello que nos causó el disgusto e iniciar un dialogo; el efecto de la verdad con amor es también fuerte, y tal vez nos haga sonrojar o sentir mal un momento, pero al final será un bálsamo que sana las dificultades y soluciona los conflictos; pero si iniciamos primero orando por el ofensor e iniciamos con “no me gustó que hicieras esto, o no me agrada que hagas esto”, “yo esperaba esto”, “necesitamos hablar”, “aclárame esto”, ¿por qué empezar echándole más leña al fuego? Es como si quisiéramos tomar la miel de un panal pero iniciáramos asustando a las abejas. Las picaduras serán nuestra recompensa.
Debemos entender y poner en práctica lo que dice la escritura: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” (Efesios 4:26-27) pues es claro que Dios nos enseña a solucionar los conflictos antes de que termine el día y nos vayamos a descansar, porque cada día trae su propio afán, un nuevo día nos espera y no podemos acumular afanes, dolor, o cualquier ofensa; debemos poner todo de nuestra parte por perdonar al ofensor en nuestra última oración del día y buscar restablecer el equilibrio de la relación (reconciliación), porque Dios sabe que si no lo hacemos, estamos dándole permiso al diablo para que dañe, destruya y entre a robar las bendiciones de un hogar, de una pareja o de una familia.
Así que el único camino es obedecer o recoger las consecuencias de no hacerlo, cada uno decide lo que quiere recoger, porque “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”, Gálatas 6:7
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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