Jesucristo dice: venid a mí

Señor Jesucristo has venido a buscar a los necesitados de ti, a llamar a todos aquellos cansados y angustiados, y soy uno de aquellos. Te agradezco Señor porque en ti encuentra sosiego mi alma. Te amo Señor, amén.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:28-29

Hoy vivimos en un mundo lleno de tecnologías que nos brindan grandes comodidades, pero paradójicamente nos enfrentamos a muchas presiones en el transcurso del día y fácilmente llegamos a estar ansiosos y agotados.
Cristo amorosamente nos ofrece sosiego a nuestra alma, y sólo puede ocurrir si confiamos plenamente en Él y depositamos sobre él todas nuestras cargas. David con seguridad proclamó: “En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.” Salmos 62:1-2 y continúa diciendo: “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente” Salmos 16:9.
Cuando Jesús nos invita a tomar su yugo, viene a nuestra mente el madero que une los bueyes para arar juntos, y unir fuerzas para arrastrar el arado. Esto ilustra nuestra relación con Cristo si caminamos a su lado, compartiendo el yugo y la carga; la carga no desaparece sino que se hace más liviana.

La pregunta es: ¿Cómo podemos efectivamente compartir nuestras cargas con Jesús? Nos corresponde mantener una relación personal, íntima y de amor con Él, sometidos en obediencia a su Palabra.