Jesucristo el Cordero de Dios
2018-02-20
1. Oración inicial
Padre Bueno, todos los días de mi vida entonaré un nuevo cantico en alabanza y adoración al Señor Jesucristo, al cordero de Dios, quién me amó hasta dar su vida en la cruz, sólo él es digno de recibir la honra, la gloria y la alabanza. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” Apocalipsis 5:8-12
3. Reflexiona
Uno de los textos más claros sobre la adoración al Hijo de Dios se encuentra en Apocalipsis. Los ángeles, los seres vivientes y los veinticuatro ancianos, se unieron al clamor de alabanza y adoración para el Cordero.
En el Antiguo Testamento, el cordero fue el animal principal del pueblo Judío en los sacrificios. El cordero sacrificado tipifica el carácter y el sufrimiento de Jesús, por eso Juan el Bautista presenta a Jesús diciendo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), Jesucristo es el Cordero, limpio, santo y sin mancha que fue llevado al matadero (Isaías 53:7).
Así como Dios proveyó el cordero en lugar de Isaac para el sacrificio de Abraham, Dios mismo proporcionó su propio cordero para el sacrificio. Jesús es el cordero de Dios. Él es al mismo tiempo la víctima sacrificada presentada a Dios y la víctima dada por Dios mismo. Él quitó el pecado del mundo en el madero de la cruz.
Él murió como pago por nuestros pecados, por tanto nosotros también debemos unirnos al trono celestial diciendo a gran voz: “El cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría; la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12).
Un día vamos a formar parte de ese coro, allí cantaremos alabanzas a Aquel que nos amó hasta dar su vida, pues no hay mayor amor que ese.
Juan ve una gran multitud, millones de millones, todos están alabándole al Salvador y Soberano de todo el Universo. ¡Qué escena tan magnífica se describe en el Cielo! Vemos que toda la alabanza y el honor y la adoración deben ir dirigidas al Señor Jesucristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn