Confiemos y perseveremos Cristo viene pronto
2018-01-11
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por darme la confianza de acercarme libremente a la presencia de Dios, por tu sangre preciosa derramada en la cruz. Quiero perseverar hasta el final, firme en mi fe, con mi mirada puesta en la promesa de que pronto volverás y te veré cara a cara. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Hebreos 10:35-39
3. Reflexiona
La dicha más grande de todo creyente es la promesa de la segunda venida de Cristo. Nuestra espera en el cumplimiento de esta debe llevarnos a la paciencia y a perseverar fieles en medio de las pruebas. La misma gracia de Dios nos ayudará a vivir por fe hasta que llegue el tiempo de su regreso. Si pensáramos más a menudo en esto estaríamos firmes y no vacilantes en nuestro caminar con Dios.
“No perdáis la confianza”, indica que ya la tenemos y no debemos arrojarla afuera, sino mantenerla para alcanzar el galardón. Para poder hacer esto debemos crecer en paciencia en medio de los problemas y no dudar jamás del amor del Señor y su protección cuando somos perseguidos por nuestra fe. La paciencia es una tolerancia que aguarda, que espera y se demuestra cuando hacemos la voluntad de Dios a pesar de las circunstancias.
“Porque aún un poquito” dice el Señor y “el que ha de venir vendrá”. El tiempo para su regreso está cerca y El Señor no quiere que echemos hacia atrás. Nos anima a seguir. Si hemos recibido el principio de nuestra vida espiritual por fe, debemos continuar viviendo por fe hasta su venida. Esa fe es la viva confianza desarrollada en el invisible Salvador, que nos hace mantener firmes aún en las tentaciones y persecuciones.
Si alguno “retrocediere, no agradará a mi alma”. El señor contempla también esta posibilidad de que algunos se retracten por incredulidad, por orgullo, por temor a padecer por su causa. Hemos obtenido la salvación de nuestra alma por medio de Jesucristo cuando derramó su sangre preciosa y creímos en Él. El incrédulo pierde su alma, porque carece de fe y rechaza a Jesucristo. La fe es la que salva y nos une a Dios para siempre. La salvación no depende del esfuerzo humano, ya que es obra de Dios y es una decisión personal.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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