El propósito de Dios es Cristo
2018-01-10
1. Oración inicial
Amado Dios, derrama tu Espíritu Santo sobre mí. Que esas aguas de vida y salvación hagan que mi corazón indigno, estéril y duro por el pecado, fructifique en toda buena obra y me lleve a ser obediente a tu propósito, que es crecer a la imagen de Cristo. Que esa sea mi meta este año. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.Filipenses 3:13-14
“Visitas la tierra, y la riegas; en gran manera la enriqueces; con el río de Dios, lleno de aguas, preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos. Tú coronas el año con tus bienes, y tus nubes destilan grosura. Destilan sobre los pastizales del desierto, y los collados se ciñen de alegría”. Salmo 65:9-12
3. Reflexiona
Siempre comenzando un año evaluamos lo que paso en el anterior, pesamos lo que hicimos mal o bien y ponemos todo en una balanza. Si la balanza se inclina más a lo que hicimos bien nos sentimos satisfechos, pero si se inclina hacia lo negativo sentimos que fallamos, entonces es el tiempo de replantear y mirar si todas las cosas estuvieron dentro de los propósitos divinos o simplemente fueron nuestros propios deseos y decisiones las que guiaron nuestra vida.
Lo importante es tener la actitud de Pablo, olvidar lo que queda atrás, especialmente todas aquellas cosas con las cuales no nos sentimos satisfechos y lanzarnos adelante, hacia la meta o propósito de Dios: llegar a ser más como Cristo. El supremo llamado que Dios nos hace es Cristo, de manera que nuestra mirada, nuestro deseo, nuestra esperanza y nuestro esfuerzo sean sólo Él. La vida eterna es el regalo de Dios, pero está en Cristo Jesús que pagó un precio muy alto para dárnosla.
Este año Dios nos llama a la obediencia, a morir al pecado, a crucificar nuestra carne con todas sus pasiones, a vivir en el Espíritu, esto implica que todos nuestros deseos y metas debemos someterlas a la voluntad de Dios.
La promesa del Salmo 65 es el anhelo de Dios para nosotros. Coronará este año con una copiosa cosecha y aún los pastizales o senderos secos serán restaurados con su bendición. Esas áreas que se han secado en nosotros por no caminar con Jesús, serán restauradas por su gracia y su amor.
Si tan sólo entendiéramos que necesitamos depender absolutamente de Él, todo sería más sencillo. Recordaríamos que si buscamos primeramente a Dios, Él se ocupará de las añadiduras, que son solamente los deseos y las metas humanas. Preocupémonos por conocerle más, por descubrir los tesoros espirituales que tiene para darnos, caminemos por fe y en obediencia, aunque no sea fácil. Entonces Cristo será nuestra provisión en todo tiempo y en los momentos difíciles será nuestra fuerza, porque reprenderá al enemigo y extenderá su mano para sostenernos. Durante todo el año nos dará su cuidado, su bondad y lo coronará con toda bendición.
El gran poder y la bondad de Dios deben ser el fundamento de nuestra confianza. Pidamos al Señor que derrame su Espíritu sobre nosotros para que cambiemos verdaderamente.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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