La vida compartida en Cristo
2018-01-02
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, gracias por establecer tu iglesia aquí en la tierra para poder compartir con mis hermanos con alegría y sencillez. Permítenos crecer juntos y permanecer unidos hasta tu segunda venida. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Hechos 2:46-47
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén. 2 Corintios 13:14
3. Reflexiona
Más importante que las señales exteriores como el viento recio, las lenguas de fuego y el hablar en lenguas el día de Pentecostés, lo que caracterizó a los creyentes del primer siglo fue la presencia continua del Espíritu Santo en la iglesia, fruto de permanecer unidos perseverando en la doctrina, en las oraciones, en el partimiento del pan y en la comunión unos con otros.
Este grupo vigoroso de creyentes crecía de manera sorprendente influenciando fuertemente en el entorno de ese tiempo, extendiéndose rápidamente fuera de Jerusalén. Su secreto era la comunión de unos con otros, esta palabra viene del griego “koinonía”, significa fraternidad y unidad de los que están en Cristo. Sólo el Espíritu de Dios puede llenar de gracia y amor a los creyentes para experimentar una vida compartida en Cristo.
Como “Cuerpo”, la iglesia es más que un lugar físico, es un pueblo bajo el señorío de Dios. Su principio básico es la vida en comunión que tiene su fuente en Dios, pudiendo decirse que es una familia, con los mismos intereses buscando afianzar su relación con Cristo teniendo compañerismo, orando y compartiendo las enseñanzas de la Palabra de Dios.
La meta como pueblo cristiano es crecer en el amor a Dios y a nuestros hermanos cultivando la unidad y la fe en el Señor Jesucristo, perseverando en alcanzar la madurez cristiana, dándonos consuelo, bienestar, armonía y paz, elementos indispensables para crear un espíritu apropiado para la adoración y el servicio a Dios.
La iglesia también es un lugar de refugio, para ayudar a la gente a liberarse y recuperarse de las ataduras que limitan su capacidad de amar y vivir como Dios espera. Por medio del amor, las personas encuentran la presencia liberadora de Cristo.
Si anhelamos que el Espíritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto, debemos tener unanimidad. Independientemente de las diferencias de sentimientos e intereses, pongámonos de acuerdo para amarnos unos a otros, porque donde los hermanos habitan juntos en unidad, ahí manda el Señor su bendición. Salmo 133:1
“!Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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