Un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios
2017-12-28
1. Oración inicial
Señor, gracias por tu misericordia y tu sangre derramada en la cruz del calvario, por la cual puedo ahora presentarme como un sacrificio vivo y aceptable delante de ti; alabarte y adorarte con todo mi ser. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1
3. Reflexiona
La obediencia a Dios es más importante que cualquier sacrificio, por eso cada día debemos renovar nuestra entrega a Dios, dejando a un lado nuestros deseos y siguiéndolo de todo corazón. Ser un sacrificio vivo, santo y agradable para Él, requiere que coloquemos todas nuestras energías y recursos en sus manos, confiando en su dirección.
Permitamos a Dios trasformar nuestra vida para honrarle y obedecerle. Reconocer todo lo que ha hecho por nosotros a través de su Hijo Jesucristo, nos debe llevar a ofrecernos a nosotros mismos como sacrificio vivo y es un acto de culto racional. Cuando dice “vivo”, se refiere a que ahora somos personas vivas para Dios en Cristo Jesús. Nuestra vida debe ser entonces un acto de adoración constante.
Esa entrega implica sacrificio, lo que nos lleva a renunciar a los deseos del mundo y de la carne; a vivir en el reino espiritual al cual hemos sido transferidos por la muerte de Cristo. Aunque estamos viviendo en el mundo, ya no pertenecemos a este mundo. No debemos ofrecer sacrificios a Dios como lo hacían los judíos en el Antiguo Testamento; sino que debemos ofrecer todo lo que somos como “sacrificio vivo” cada día al Señor.
El apóstol Pedro nos invita a que nos edifiquemos como casa espiritual, como sacerdocio santo. 1 Pedro 2:5 “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Somos el templo de Dios, habitados por el Espíritu Santo; nuestros sacrificios ahora son espirituales, hemos sido dotados de dones espirituales para servir a otros, para orar e interceder, para alabar y adorar a Dios como respuesta a todas sus misericordias para con nosotros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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