Dios siempre ha hablado

Señor, háblame, hazme entender que necesito depender de ti, porque separado de tu presencia me siento incompleto y nada sale bien. Quiero restaurar mi relación contigo y permanecer siempre junto a ti. Señor, que nunca me falte tu Palabra. Amén

“y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive. Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos”. Deuteronomio 5:24-25

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. Hebreos 1:1-2

Qué certeza tan grande nos da la Palabra, que Dios siempre ha hablado a los seres humanos, siempre ha puesto todo su empeño para tratar de acercarse, y su mayor anhelo es que tengamos comunión con Él. Hoy hay muchas filosofías y criterios religiosos en conflicto, que hacen que muchas personas duden que Dios pueda ser conocido y pueda relacionarse con los seres humanos.

Hay muchos cristianos practicantes que insisten en tener nuevas revelaciones, nuevas experiencias, para confirmar que Dios habla, se han olvidado de lo que su Palabra afirma, y es que Dios desde el principio se ha revelado claramente a los seres humanos de muchas maneras y que la revelación concluyente vino en estos últimos tiempos por medio de Jesucristo, quién con su persona y su mensaje reveló y sigue revelando cómo es realmente Dios.

El objeto de la revelación divina siempre ha sido la comunión de Dios con cada uno de nosotros. No busca sólo revelarse a sí mismo, sino darnos su amor, darnos la salvación y restaurar nuestra vida espiritual, emocional y física.

En el Antiguo Testamento, las apariciones de Dios produjeron terror a su pueblo, ya que se sentían desfallecer ante su presencia santa, por eso hicieron a Moisés su intermediario, para que Él les hablara y manifestara su voluntad, pero Cristo derribó toda barrera que nos separaba del Padre, habiendo quitado el pecado por medio de su muerte en la cruz y nos invita hoy a acercarnos confiadamente al trono de la gracia.

Dios desea que todos los seres humanos sean salvos, por eso nos ha dado el tiempo y el espacio para arrepentirnos y nos ha dado a su Hijo, como el único camino posible para llegar a Él. Ya no hay abismo que nos separe. Dios no se complace en la destrucción de los pecadores, por eso ha provisto al Espíritu Santo para que convenza a este mundo de pecado, de justicia y de juicio. Para traer a los pecadores al arrepentimiento.

Es un privilegio poder hablar directamente con Dios, a través de la oración y a través de su Palabra. Pidamos a Dios que nos siga hablando, que nos muestre su voluntad, que nos ayude a estar firmes y perseverantes, anhelando conocerle más, disfrutando de la plenitud de su presencia. Dejando que su Espíritu siga regenerando y restaurando cada área de nuestra vida. Recordemos que separados de Él es imposible vivir la vida abundante.