Hagamos todo por amor
2017-11-15
1. Oración inicial
Padre, gracias por tu amor derramado en mi corazón, gracias por mostrarme en la cruz el verdadero amor, enséñame cada día a amar como tú lo haces y a enseñar tu Palabra con mi propio testimonio de vida. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” 1 Corintios 13:1-3.
3. Reflexiona
La motivación principal, el motor que debe mover nuestra vida, es el amor. Todo lo que hacemos debemos hacerlo por y para el amor. Es el verdadero sentido de la vida, es el acto más sublime que podemos ejecutar y es la evidencia más grande de que Cristo mora en nosotros.
Profesar nuestra fe, sin amor, es caer en fanatismos religiosos o en extremismos. Por ejemplo muchos caemos en discusiones por diferencias doctrinales, y por defender nuestra fe terminamos ofendiendo a nuestro prójimo que piensa diferente; razón tenía Jesús cuando fue acusado por comer con publicanos y pecadores, y les respondió “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9:10-13), por lo tanto no debemos llegar al extremo de ofender para defender una posición, sino que debemos edificar y tratar con respeto a los que piensan diferente, con actitud de humildad y con toda verdad, tal como Pablo aconseja a Timoteo “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”. (2 Timoteo 2:25).
Así que si conozco a Dios le obedezco, y le obedezco por amor. Por esto la revelación del amor en toda su esencia es Jesús, su entrega total, su obediencia y sometimiento a la voluntad del Padre, su sacrificio y su victoria sobre la muerte.
Como este amor ha sido derramado en nuestros corazones por la fe en Él, ofrezcámoslo a nuestro prójimo y hermano, enseñándole la verdad, con toda paciencia y comprensión, sin llegar a discusiones doctrinales, sino mejor mostrándole la verdad con amor, y que nuestro propio testimonio de obediencia a los principios bíblicos sean la mejor forma de enseñar. Una acción de amor, vale más que mil palabras.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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