La carne es débil
2017-10-15
1. Oración inicial
Señor, dame la fortaleza para vivir conforme a la guía de tu Espíritu y no guiado por mis deseos carnales, ya que Cristo condenó el pecado en la cruz, para que yo pudiera ser libre. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Mateo 26:41
3. Reflexiona
La carne bíblicamente puede entenderse como el hombre actuando independientemente de Dios, en su propia naturaleza humana, sin tener en cuenta la dirección de Dios por medio de su Espíritu.
La carne por definición (Diccionario Bíblico Certeza, F.F.Bruce), es la parte terrenal del hombre y tiene sus concupiscencias y sus deseos (Efesios 2:3). Concentrarnos en ella, es decir “pensar en las cosas de la carne” (Romanos 8:5) y ocuparnos de la carne es muerte y esto es ‘enemistad contra Dios’ (Romanos 8:7).
En Gálatas 5:19-21, leemos la lista de las obras de la carne y el fruto o consecuencias de estar guiado por ella, sin embargo, la palabra de Dios nos enseña: “Haced morir las obras de la carne” por medio de la vida en el Espíritu. Solo Él puede permitirnos o ayudarnos a vivir alejados de la carne y de sus terribles consecuencias.
Ya que las consecuencias de obedecer o ser guiado por los deseos de la carne son terribles, el Señor Jesús, nos enseña hoy dos cosas importantes contra la carne: Una es velar, que significa estar atentos, cuando velamos estamos vigilantes a escuchar a Dios, oyendo su verdad para no caer en el engaño de la carne, recordando todos los días que ya no tenemos porqué andar en malos deseos y que podemos hacerlos morir por su Espíritu, puesto que ya fueron condenados en la cruz mediante el sacrifico de Cristo (Colosenses 3:5-7). Dos, orando en todo tiempo, pues esto fortalece nuestro vínculo y comunicación con Dios, los cuales se ven afectados cuando cedemos a los deseos carnales, pero es precisamente en este momento, cuando tenemos que caer de rodillas y redoblar la guardia espiritual, llevando cautivo todo pensamiento a la cruz, para que se someta a Cristo, como declaró David, por el Espíritu en oración “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.”(Salmo 51:6).
Por lo tanto, no ocultemos ni neguemos que la carne es débil, sin embargo, Jesús nos proveyó de la oración y de su Palabra para no dejarnos arrastrar por ella. Tomemos hoy más que nunca estas herramientas y con la guía de su Espíritu sigamos andando conforme a su voluntad y no dando rienda suelta a nuestra carne, pues así evitaremos enfrentar consecuencias de dolor que siempre van a frenar nuestro avance espiritual y a causar heridas en nuestros semejantes.
Al velar y orar no sólo estamos evitando caer en tentación sino también estamos disponiendo nuestro corazón para que Cristo exprese todo su amor a la humanidad a través de nosotros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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