Dios habla por medio de la Biblia

Señor, gracias por que me guías a tu verdad, tengo la seguridad de que has dejado en la Biblia tu palabra viva y verdadera, por tanto te pido en el nombre de Jesús que tu Espíritu ilumine mi entendimiento para guardar y obedecer tu voz. Amén.

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,” Hebreos 1:1-3

En el antiguo testamento Dios hablaba por medio de profetas y por hombres que Él levantaba de acuerdo a su propósito; en los evangelios nos habló por medio de su hijo, el cual declaró: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39-41).
En el presente, Dios nos está hablando por el Espíritu Santo a través de la Biblia, su palabra escrita, que da evidencia y testimonio de su verdad transformadora. Si queremos escuchar a Dios, no es a través de luces y fantasías, pues aun si un ángel de luz se nos apareciera y nos predicara una verdad diferente a la que está escrita en el evangelio, no debemos hacer caso a este mensaje pues no viene de Dios (Gálatas 1:8-11). Así han sido confundidos muchos, pero también nuestra vida permanece en confusión y oscuridad sino escuchamos su voz, pues el evangelio tiene el poder de liberarnos. Tomemos esta verdad que Él mismo nos enseña: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres“(Juan8:31b-32).
Por esto, persistamos diariamente sin desfallecer, en buscar y conocer a Dios por medio de la lectura y de la meditación de las Sagradas Escrituras.