El primer lugar en el Reino de Dios

Soberano Dios, con un corazón contrito y humillado me postro en tu presencia, reconociendo mi pequeñez ante tu grandeza y poderío, quiero ser tu siervo y servir a los demás para siempre. Amén

“Y (Jesús) llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”, Marcos 9:33-36

¿A quién no le gusta el primer lugar, el reconocimiento y el aplauso? Nuestra naturaleza egocéntrica nos lleva a buscar esto como fuese y disputarlo con nuestros semejantes, pero el Señor Jesús se refiere al primer lugar en el reino de los cielos y la diferencia es extrema. La arrogancia y la altivez le desagradan a Dios, así lo dice en la Biblia: “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón (Prov. 16:5)
Continúa diciendo: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. (Fil 2:3) Por tanto, no multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, (1 Samuel 3:2) y revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (1 Pedro 5:5) Nunca nos volvamos soberbios, no somos mejores que nadie.
Al humilde Dios le da honra, sabiduría, dirección, gracia, seguridad y belleza. Dios ama la humildad y solo así, con gozo serviremos a los demás y conseguiremos el primer lugar delante de Dios.