Dejar el pasado. Parte 1

Gracias, porque me has perdonado y echado al fondo del mar mis pecados, no tengo que vivir conforme a mi pasado sino conforme a tus promesas que son verdad. Amén.

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”, Isaías 43:18-19
“Entonces claman a Jehová en su angustia, Y los libra de sus aflicciones.”, Salmo 107: 28

Son muchas las personas que viven en el pasado, en sus antiguos errores. No logran perdonar ni perdonarse por los pecados cometidos y viven vidas miserables y en derrota. David no ocultó su pecado, sino que lo confesó a Dios, con un corazón contrito y humillado. Dios lo llama un hombre conforme al corazón de Dios. En el Salmo 107, habla de los que “Anduvieron perdidos”, “Hambrientos y sedientos”, “moraban en tinieblas y sombra de muerte”, “fueron rebeldes a las palabras de Jehová, Y aborrecieron el consejo del Altísimo”, “Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión Y a causa de sus maldades”, sin embargo, en todas estas situaciones extremas, clamaron a Dios, los libró de todas sus aflicciones y “Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones”. En el versículo 20 de este Salmo dice “Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.” No importa la situación en que hayamos estado en el pasado, siempre se puede volver a comenzar, si nos hemos arrepentido y hemos clamado a Dios, aferrados a su palabra, tengamos la seguridad de que como está escrito en el Salmo 103 “Él es quien perdona todas tus iniquidades”. Esto no es un pase para seguir pecando, al contrario, el que conoce en su experiencia personal, el amor y la misericordia de Dios, es llevado por su Espíritu a abandonar el pecado y vivir como hijo de la luz.