Misericordia quiero

Señor, ayúdame a ser equilibrado(a) en todo lo que hago, a predicar la verdad en amor y anunciar tu nombre a través de mi propia vida y a los demás con todo conocimiento y misericordia. Amén.

“¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”
S. Mateo 12:5-8

Una señal clara de la apostasía de la iglesia es la falta de amor de sus miembros; hoy vemos cómo nos acusamos unos a otros en las diferentes congregaciones y denominaciones llamadas cristianas, juzgándonos de interpretar mal la doctrina; nos tratamos como enemigos, herejes, apóstatas y demás términos religiosos.
Pero Jesús siempre se opuso a que colocáramos la doctrina, la ley y las normas por encima de la misericordia. Podemos recordar en los evangelios a Jesús cenando con pecadores e injustos, perdonando a adúlteras, siendo el mejor amigo de su enemigo (Salmo41:9), entre muchas otras cosas donde Jesús corregía a los religiosos de la época.
Si el Espíritu de Dios, me ha permitido entender la palabra, mi siguiente decisión radical es practicarla y enseñarla con amor y paciencia a los demás, primero dándoles leche ( fundamentos espirituales ) y luego discipular con amor para ir edificando el carácter de Cristo en cada uno.
Iniciando por mí, extiendo el cambio, la luz y el amor, evidenciados en un comportamiento amable, apacible, manso y humilde. Cuando se enseña la verdad en amor, no se toma la Biblia para atacar al perdido sino para rescatarlo. Una doctrina correcta es conocimiento acompañado de coherencia; vivo lo que predico, digo y hago la verdad pero con misericordia. 
Bien enseñó Pablo guiado por el Espíritu de Dios, algo que conmociona a los religiosos de esta época, en 1 Corintios 9:20-22, “Me hago como uno de ellos, vivo como uno de ellos para enseñarles a creer en Cristo” (Paraf. TLA).