Dejemos de ser, para que Jesucristo sea.
2017-05-07
1. Oración inicial
Gracias por el privilegio de conocerte Señor Jesús, permite que yo mengüe, para que tu crezcas. Como Juan quiero ser ese precursor, que prepare el camino para que muchos te conozcan y te sigan. Sigue formando en mi vida tu amoroso y misericordioso carácter, para que otros te vean en mí. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan 3:26-30
3. Reflexiona
¿Quién eres? le preguntaron a Juan Bautista. ¿Eres el Cristo? ¿Elías? ¿O un profeta? ¿Qué estaban viendo las personas en Juan, que le hicieron estas preguntas? Estaban viendo a un hombre lleno del Espíritu Santo, que con humildad responde, que él solo es una voz que clama en el desierto, solo un sonido, solo una expresión que va desparecer, para dar paso al Ungido de Dios. Por eso sabía que era necesario que él menguara para que Cristo creciera.
Este pasaje nos muestra el encanto de la humildad de Juan. Estaba claro que la gente estaba dejándolo, para ir detrás de Jesús. Los discípulos de Juan estaban preocupados, no querían que su maestro quedara en segundo lugar para escuchar al nuevo Maestro. Pero Juan les dice tres cosas. Les dijo que no esperaba otra cosa. Desde un principio les había dejado claro, que no le correspondía el puesto más importante, solo era el precursor que venía a anunciar y a preparar las cosas para la llegada del Mesías. Esto nos da una gran lección porque muchos queremos ser protagonistas. Entendamos que cualquier servicio para Dios es grande por naturaleza.
Les dijo que nadie puede recibir más de lo que Dios le dé. Y por último usó una alegoría que en la cultura judía se podía explicar. Llamó a Jesús el novio y él se llamó amigo del novio. Jesús había venido de Dios; era el Hijo de Dios e Israel era su prometida, él solo haría su papel de amigo del novio, era el que arreglaba la boda, repartía las invitaciones y presidía la fiesta. Era el que traía la novia al novio y se retiraba cuando había cumplido su cometido. La misión de Juan había sido traer a Israel a Jesús.
Sería bueno recordar que en la iglesia, no atraemos a la gente para nosotros, sino para Jesucristo. No es para nosotros para quienes reclamamos la lealtad de la Iglesia, sino para el Novio, el Hijo de Dios.
Dios se sirve de aquellos que están dispuestos a darse por entero a Él y dejar de ser para que Jesucristo sea a través de ellos. ¿Cuándo las personas nos miran, ven a Cristo en nosotros? Nuestra vida debe reflejar el carácter de Jesús en todo lo que hacemos. Solo así llevaremos la gente detrás de Cristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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