El poder de la fe
2017-04-28
1. Oración inicial
Señor Jesús, misericordioso y bueno, examina mi corazón y si hay algún vestigio de incredulidad perdóname y ayúdame a vencerla. Quiero creer y quitar cualquier duda que me impida ejercer mi fe con eficacia. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno”. Mateo 17:15-21
3. Reflexiona
Este episodio del evangelio ocurre después de la gloria sobre la montaña donde Jesús se transfiguró, estando presentes Pedro, Juan y Jacobo. Jesús vuelve a la escena del sufrimiento y la incredulidad donde estaba la gente y sus nueve restantes discípulos que no habían subido con ellos. Al acercarse los nueve estaban rodeados de una gran multitud y los escribas discutían con ellos. Sin duda estaban burlándose de los apóstoles por su incapacidad de sanar al muchacho endemoniado.
Los discípulos fueron incapaces de echar fuera el demonio y le piden una explicación a Jesús pues estaban haciendo lo que Él les había enseñado. Él les dijo que se debía a su falta de fe. Una fe pequeña como un grano de mostaza habría sido suficiente. Tal vez ellos procuraron sacar al demonio con su propia capacidad en lugar de hacerlo con el poder de Dios. Cuando Dios está con nosotros, aunque nuestra fe sea pequeña podrá obrar milagros. Si nos sentimos débiles o incapaces como cristianos, debiéramos examinar nuestra fe, asegurándonos de que no estemos confiando en nuestra propia capacidad para obtener resultados sino en la de Dios.
La fe en Dios es el medio que permite a los creyentes eliminar las montañas de dificultades que bloquean su camino. Lo importante es creer, cuando tenemos fe todas las dificultades se pueden resolver y aun las que parecen imposibles. El poder de Satanás no puede desalentar nuestra fe, sino estimularnos a orar más.
A menudo limitamos nuestra visión de lo que creemos es posible. Pero el ámbito de posibilidades de nuestro Dios es muy diferente al nuestro. Ninguna petición es demasiado grande; todo es posible para Dios.
Jesús muestra su misericordia con el muchacho y lo sana. No condena a sus discípulos por la falta de fe, sino que les muestra cuán importante será para ellos en su futuro ministerio. Por eso es tan importante orar para que nuestra fe aumente cada día. Si enfrentamos problemas que parecen muy grandes e inconmovibles, como una montaña, dejemos de mirarlo y pongamos nuestra mirada en Jesús. Busquémoslo con fe, con una oración ferviente y fiel.
Lo que Jesús haga depende de que creamos. “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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