Renovándonos Espiritualmente
2017-04-25
1. Oración inicial
Gracias Señor Jesús, por tu sangre preciosa, que me ha dado acceso directo al trono de gloria de nuestro Padre Celestial, puedo acercarme confiadamente y pedir que renueves mi vida espiritual, de tal manera que pueda animar a otros a servirte y a edificar vidas, compartiendo tu mensaje de salvación. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén» . Nehemías 2:18-20
3. Reflexiona
La renovación espiritual muy a menudo comienza con una visión que Dios le da a una persona. En este caso a Nehemías. Él tuvo la visión y la trasmitió a sus hermanos con entusiasmo, estaba motivado y más aún cuando contó con el respaldo del rey Artajerjes, a quién él le servía como copero. Quería reedificar la ciudad de Jerusalén y levantar sus muros.
Muchas veces queremos hacer grandes cambios en nuestra vida, o empezar una renovación total, motivados o inspirados por otras personas que nos han dado su ejemplo. Empezamos entonces con gran entusiasmo, pero a la primera dificultad desistimos de nuestro propósito. Nos falta determinación.
Cuando se trata de la obra de Dios, de edificar espiritualmente, tenemos muchos enemigos a nuestro alrededor que se oponen y nos quieren quitar el ánimo. En toda generación existen los que odian al pueblo de Dios y tratan de obstaculizar el propósito divino. Es allí donde debemos recordar que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio, que nos capacitará para levantarnos, enfrentarnos y continuar haciendo lo que Dios nos pide.
Estamos respaldados por el Rey de reyes y Señor de señores, nuestra audiencia con Él no es limitada a ciertos momentos, como en el caso de Nehemías. Con nuestro Rey siempre tendremos libertad de ir en cualquier momento a su trono de gracia para alcanzar el oportuno socorro y sus recursos son ilimitados para ayudarnos en la restauración espiritual.
Si el rey de Persia animó a Nehemías para que dijera lo que pensaba y esto le dio confianza para hablar y pedir el permiso y los recursos para reedificar su ciudad; mucho más nosotros debemos confiar en la invitación que Cristo nos ha hecho para que oremos al Dios del cielo, en su precioso nombre y pidamos cualquier cosa que necesitemos. Si lo hacemos con fe y con un corazón sincero recibiremos la respuesta tan inmediata como la de Nehemías.
Aunque en Nehemías no se alude directamente a Cristo, este mismo personaje lo anticipa a través del ejemplo de su vida. Fue un líder valiente que desafió los peligros y exhortó al pueblo a hacer la obra. Como el propio Cristo desafió a quienes se le oponían y alentó a sus discípulos a perseverar, oraba ardientemente al igual que Cristo y estaba sometido a la Palabra de Dios lo mismo que Jesús. Esto debe animarnos a seguir adelante cualquiera que sea nuestra situación y permitir con la ayuda del Espíritu Santo que nuestra vida espiritual sea edificada para ser instrumentos en el establecimiento del reino de Dios en esta tierra, la más grande obra edificadora a la que hemos sido llamados. Cuando alentemos e inspiremos a otros, estaremos trabajando en equipo para lograr las metas de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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