La Ley de la Reciprocidad
2017-04-17
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, me has dado la semilla de vida y de fe mediante tu gracia y poder. He recibido gratuitamente la salvación, el perdón y la eternidad. También has derramado tu amor en mi corazón por tu Santo Espíritu. Quiero dar a mi prójimo de lo que me has dado y entender que solo así puedo esperar, recibir y cosechar tus bendiciones. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. Lucas 6:38
3. Reflexiona
Jesús estableció la manera como debemos dar y nos dio su ejemplo. Él se dio así mismo por las necesidades de la humanidad sin reservas. Dio su vida para que nos reconciliarnos con el Padre. Jesucristo ha pagado ya nuestra deuda delante de Dios y su cruz es obra suficiente y eterna en nuestro favor. Él quiere que nosotros también nos demos a los demás, que demos lo mejor de nosotros, que entreguemos nuestra vida a su servicio. Cuando damos, igualmente recibimos. Esta es la ley de la reciprocidad divina. Tú das y Dios te da a ti.
Cuando sembramos una semilla esperamos que germine y nos dé una planta, un fruto. Igualmente si guardamos nuestro dinero en un banco esperamos que nos produzca intereses, esa es la ley de la reciprocidad. Sin embargo muchas personas quieren recibir sin dar. Quieren ser amadas, pero no siembran amor, quieren perdón, pero les cuesta pasar por alto las ofensas de otros. Quieren ser prósperos pero no invierten su tiempo, talento y esfuerzo para lograrlo. Quieren que Dios los ayude pero les cuesta invertir en su reino.
¿Cómo podemos obtener algo si no estamos sembrando ninguna semilla? ¿Si no estamos dispuestos a dar? La persona que siembra generosamente recibirá la retribución de manera rebosante. Dice la Palabra que con la misma medida que medimos nos volverán a medir. Tenemos que ser cuidadosos y entender que la persona que no juzga a otros, no será juzgada por Dios. La persona que ama de verdad, recibirá del mismo amor.
El Señor dice: “de gracia recibiste dad de gracia”. Todo lo que hemos recibido de Jesús ha sido un don, un regalo divino. El Señor nos conocerá por nuestros frutos, por eso debemos dar lo mejor de nosotros. Que toda obra y toda palabra este impregnada del amor de Dios. Entonces seremos bendecidos porque cosecharemos de acuerdo con lo que tenemos en nuestro corazón.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn