Bogad mar adentro
2017-03-14
1. Oración inicial
Padre Celestial Gracias por tu bendita Palabra que es miel a mi paladar, me enseña de tu gran Poder, pues sólo cuando confió en ti y obedezco tu palabra veo cosas sobrenaturales. Pues, no es por mi capacidad o experiencia, es por el poder y la gracia tuya que me das grandes provisiones. Te amo Señor. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red”, Lucas 5:1-5
3. Reflexiona
La fe viene por el oír la palabra de Dios y esto ocurre cuando se tiene un anhelo profundo por oír la voz de Dios. La Biblia dice que la gente se agolpaba para oír la enseñanza de Jesús, junto al Lago de Genesaret. Ellos querían escuchar, anhelaban la palabra del Señor. El salmista dice: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”.
Encontramos a Jesús enseñando en todo lugar, en todo momento, en toda circunstancia, a través de sus sermones, sus acciones o su ejemplo, pero en aquellos días como hoy los discípulos y nosotros no siempre estamos aprendiendo. Permitimos que los factores distractores, o las circunstancias adversas nos aflijan, y nos perdemos grandes enseñanzas y muchas veces superamos la dificultad por su misericordia, pero sin asimilar la enseñanza contenida en la prueba.
Jesús les enseña desde la dificultad, por ejemplo: “ellos lavaban sus redes” y “nada habían pescado”, había desánimo, decepción, y fatiga. Les enseñaba desde su lugar de trabajo: la barca.
Dios siempre nos estará enseñando, nuestro discipulado es eterno, ya que nunca El dejará de ser nuestro Maestro. Por eso, una de las virtudes del cristiano es mantener un corazón enseñable, manso y humilde.
Debemos mantener presente que la fe promueve los milagros. La fe avanza ante la adversidad. La fe hace que el discípulo deposite su corazón en las palabras de su Maestro.
Pedro venía de pescar, las redes estaban recién lavadas, estaba cansado de pescar toda la noche. Jesús era Maestro de las Escrituras y no pescador, sin embargo Pedro le dice: “en tu palabra echaré la red”. La obediencia debe imponerse sobre la razón, pues la mente es un obstáculo para los milagros. Así como Pedro obedezcamos a pesar de las adversidades.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn