El Señor abre puertas

Amado Padre, gracias por tu inmenso e incondicional amor, manifestado en Jesucristo, hoy te ruego examina mi corazón y libérame de toda prisión que haya dentro de mí, abre Señor esas puertas que están cerradas, para que pueda con libertad predicar tu palabra en toda parte y en todo lugar, a tiempo y a destiempo. Amen.

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso”, Colosenses 4:2-3

Esta palabra la escribe Pablo estando prisionero, y nos exhorta a tener una oración constante y continua, debe incluir acción de gracias ya que la oración es decisiva para fortalecer nuestra vida Cristiana efectiva, la oración debe ser un estilo de vida. Si Jesús, siendo Dios, se caracterizó por orar pública y privadamente, cuánto más nosotros, los creyentes necesitamos orar en todo momento y en todo lugar.
Pablo ora también “para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo” o sea ora por la predicación y pese de la prisión física, la Palabra no se detuvo, corrió como torrentes de agua viva.
Hoy en día muchos creyentes siguen prisioneros en sí mismos, los cerrojos del pecado no les permite llevar el mensaje de salvación, pero es momento de orar por libertad, es tiempo de predicación.
Hermano pregúntate: ¿A cuántas personas les predique de Cristo en el año que paso? ¿A cuántas me propongo testificar de Cristo en este año? Ponte una meta y evalúate tú mismo