Comisionados para hablar de su luz
2016-12-31
1. Oración inicial
Señor, haznos humildes para reconocer los valores que también los demás tienen, impide que llenemos nuestro corazón de vanagloria y contienda, tratando de buscar nuestra propia satisfacción , porque estas traen discordias. Que busquemos la unidad espiritual, amándonos unos a otros y trabajando juntos con un corazón y un propósito, extender tu reino aquí en la tierra. Que sigamos el ejemplo de Jesús, que se hizo siervo de todos.
2. Lee la palabra de Dios
«Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.», Filipenses 2:1-11
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.», 1 Pedro 2:9
3. Reflexiona
Cada vez que ayudemos a alguien, pensemos con que actitud lo hacemos: por lucirnos delante de esa persona, por contienda demostrando que podemos más que ella, o por amor y servicio que nos lleva a ser humildes y a reconocer que los demás son importantes y también tienen sus valores. Ser humildes significa tener una perspectiva clara de lo que somos, pecadores redimidos que ahora tenemos un valor dentro del reino de Dios. Recordando que la humildad puede edificar una iglesia pero la ambición puede llegar a arruinarla. Considerar los intereses de los otros como más importantes que los nuestros nos une al Cristo humilde, dispuesto a negar sus derechos, a fin de obedecer a Dios y servir a la gente. Como Cristo, debemos tener una actitud de siervo y servir por amor a Dios y a los demás.
Busquemos la comunión o compañerismo cristiano como resultado de la participación conjunta en el Espíritu. Cuanto mayor sea la unión entre hermanos, mayor bendición derramará Dios en su Iglesia.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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