Una verdad radical
2016-11-26
1. Oración inicial
Señor, ya no tengo por qué servir al pecado, pues tu me has librado de su influencia, ahora quiero vivir para ti, guíame a entender y ser consciente que tú vives en mí. Amén
2. Lee la palabra de Dios
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.», Romanos 8:1-5
3. Reflexiona
Las consecuencias dolorosas del pecado que cometemos nos hablan de los resultados de caminar en la carne. Andar conforme a la carne significa que nuestros pensamientos, emociones, decisiones y sentimientos, están diariamente enfocados en vivir independientemente de Dios, satisfaciendo los deseos propios, no tomando en cuenta lo que esta escrito sino haciendo todo lo contrario al mandamiento. Esa era nuestra naturaleza antes de recibir a Cristo; la verdad que debemos creer y practicar es que ya hemos sido liberados y no tenemos por qué servir al pecado, no tenemos por qué vivir haciendo lo que desagrada a Dios, puesto que en la cruz Jesús venció el poder del pecado en nosotros; si lo hacemos es porque no hemos vivido esta noticia: que somos libres para hacer lo que a Dios agrada, tenemos la capacidad de vivir como Él vivió cuando estuvo en la tierra, porque Cristo mismo, a través de su Santo Espíritu, vive en nosotros.
Esta es una verdad radical en nuestra vida, el mismo Dios, absoluto y poderoso, no habita en templos hechos de manos humanas, ni está lejos en otro espacio, vive, por medio de la fe en Jesucristo, en el centro de nuestro ser, es decir que en la esencia, en el centro de mis sentimientos, emociones, voluntad, pensamientos está su Palabra, como una semilla que debemos permitir que crezca, y nuestro espíritu está como el lugar santísimo, lleno del Espíritu de Dios. La gloria de Dios ha caído en nuestro corazón.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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