Ciudadano celestial. Parte 1

Señor, sé que al entregarte mi corazón ya no soy de este mundo, mi ciudadanía verdadera está en los lugares celestiales junto a ti, en comunión, gracias al sacrificio en la cruz por mi, por esto te doy gracias Señor y te alabo, porque sé ahora quién soy. Amén.

«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;», Filipenses 3:20

Cierta vez le ofrecí mi amistad desinteresada a alguien y esa persona me respondió que no tenia amigos terrenales. Entonces le respondí: «como me he arrepentido y creído en Jesucristo, no soy terrenal».
La Biblia dice que cuando nos arrepentimos y creemos en Él somos ciudadanos del cielo, estamos sentados juntamente con Él. En Filipenses 3:20 dice “Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,» y en Efesios 2:6 “y con El nos resucitó y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús». Identificarnos y hacer nuestra ésta verdad, es esencial en nuestro crecimiento cristiano y en nuestras relaciones con otras personas. Saber quién soy y proyectarlo en todo lo que pienso, digo y hago, es en esencia no vivir para mí sino vivir para Cristo y vivir como Él vivió. Esta es la verdadera identidad, ya no soy quién era antes pues ya morí a mi viejo hombre gracias a la cruz. No soy quien piensan los demás quien soy, sino que soy lo que dice Dios (el Gran Yo Soy), que soy.