Buscamos nuestras cosas más que las cosas de Cristo
2016-09-09
1. Oración inicial
Señor, dame el deseo de edificar mi área espiritual, de crecer en la fe; de dejar la vida vana y superficial que he llevado hasta ahora. Sedúceme con lazos de amor para que entienda que tú debes ser lo más importante en mi vida. Dame las fuerzas y la inspiración necesarias para buscarte cada día y poner todo lo demás en segundo lugar. Enséñame hacer tu voluntad porque eres mi Dios. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos”, Hageo 1: 3-10
3. Reflexiona
El común de las personas es descuidar su área espiritual, primero está la familia, el trabajo, el estudio, la diversión y después, si les interesa la edificación de su espíritu. Hemos sido diseñados con tres dimensiones, cuerpo, alma y espíritu. Con el cuerpo nos relacionamos con el medio que nos rodea, con al alma establecemos relaciones con los demás y con el espíritu nos relacionamos sólo con Dios. Pero la mayoría dejan de último su relación con Dios e invierten más tiempo y dinero para las cosas mundanas. Cuando no edificamos esta área, dejamos pasar las oportunidades que Dios tiene para nosotros. Demoramos todos los beneficios que esto trae a nuestra alma. El problema es que para muchos a veces es demasiado tarde, pues al final de sus días, comprenden que nunca permitieron a Dios participar en ella.
Jesús decía: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Juan 6:27
Si trabajamos solamente por la comida que perece, nos desgastamos y estamos esforzándonos en vano; ya que si queremos gozar de las deleites celestiales tenemos que cultivar nuestra área espiritual. Atesoramos, enriquecemos y adornamos la vida física y superficial. Si sólo nos preocupamos por nuestras necesidades físicas e ignoramos a Dios, será nuestra ruina espiritual.
El Señor a través del profeta Hageo, nos exhorta a meditar en nuestro corazón.
¿Cuántas veces, nuestras muchas ocupaciones, nos han quitado el tiempo para Dios? Por eso nuestra vida se desperdicia sin dar fruto; y nuestro corazón está vacío y sin propósito. Es claro cuando el profeta expresa: “A costa del servicio que deberíais haber prestado a Jehová, reconstruyendo el templo, os habéis ocupado de vuestros propios asuntos. Habéis gastado todo vuestro tiempo en vuestras casas, en vuestros cuerpos y en vuestros campos. Y aun lo que ganáis cae como en saco roto; no os luce, ni estáis satisfechos. Todo os sale mal”.
En otras palabras, cuando Dios no ocupa el primer lugar de nuestra vida, todo lo que hagamos será sin el favor divino, entonces, el dinero no nos alcanza, vivimos en aprietos económicos y emocionales. Nuestra vida está incompleta. Y lo más triste es que renegamos porque las cosas no nos salen bien.
Es el tiempo de regresar a Dios, de poner nuestra vida en el perfecto orden que Él estableció. Animémonos a buscar a Dios primeramente, a crecer en la fe y en su conocimiento a través de la oración y la Palabra. Este código está escrito indeleblemente a lo largo y ancho de la Biblia. El pecado acarrea castigo; la obediencia cosecha bienaventuranza. Quienes triste y equivocadamente anteponen lo material a Dios no pueden disfrutar de la vida abundante que Él ofrece.
Cuando Dios habla, escuchemos. Es la misma vida de Dios la que se transmite. Esa es la clave de todo despertar espiritual.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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