El significado de la vida
2016-09-06
1. Oración inicial
Amado Señor, mi vida adquirió valor cuando viniste a morar en mi corazón, cuando te volviste el motor que me impulsa a vivir, cuando el propósito de cada día es conocerte, amarte y hacer tu voluntad. Gracias por hacerme entender que tus planes son más altos que los míos y que mi vida está en tus manos. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol”, Eclesiastés 2:1-11
3. Reflexiona
No es fácil hallarle sentido a la vida. Salomón enfrenta este problema cuando discurre sobre lo que ha visto y experimentado en su vida y concluye que: “todo es vanidad”. Solo Dios determina los tiempos y los propósitos de la vida. El Señor es el único que puede darle un significado pleno a nuestra existencia.
Si hubo alguien que contempló el éxito en su vida fue Salomón. Fue bendecido con sabiduría, riquezas, prestigio, posición y poder. Tenía todo lo que una persona pudiera desear. Pero la evaluación de su existencia lo lleva a decir: “todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol”.
Todo en la vida es transitorio, en el mundo todo es banal y se acaba, la felicidad no depende de las cosas materiales, ni de tener mucho conocimiento, placeres y deseos. A Salomón nada de lo que hizo le proporcionó la satisfacción que estaba buscando. Algunas cosas que hizo fueron correctas y otras no. ¿Cuál es nuestra meta? ¿Tener todo lo que deseamos? Si Dios no está en el centro de la vida, ni es el fundamento de nuestra existencia, todo carece de sentido.
¿Cuál es el propósito de la vida? La respuesta no es un cuál sino un Quién. Dios es el propósito de la vida. Cuando Cristo llega a nuestro corazón lo cambia todo, ya nada es igual que antes, todo adquiere un nuevo sentido. Su plan es que lo amemos como Él nos ama. Sus Caminos son mejores que los nuestros. Toda dádiva y todo don perfecto, vienen de Él. Recordemos que las cosas buenas que disfrutamos hoy, salud, empleo, familia, educación, etc., son sus regalos de amor, para nuestro bienestar.
Disfrutaremos de la vida en su dimensión más amplia y verdadera cuando la vivamos en el amor del Dios Creador y Salvador que nos sustenta y que posibilita a la vez una relación de amor hacia el prójimo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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