Constructores sabios
2016-08-27
1. Oración inicial
Señor, quiero andar en tu temor, en integridad y equidad para no apartarme nunca de tu presencia. Mi vida sin ti, sería como las ruinas del que construye sobre un fundamento débil. Eres mi cimiento, mi base y mi apoyo para edificar mi vida y la de otros. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia”, Salmo 127:1
“Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel. Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?”, Reyes 9:3-8
3. Reflexiona
Que clara verdad para nosotros los creyentes, si Dios no es el fundamento de nuestra vida, en vano podemos edificar la vida de otros y específicamente la de nuestros hijos. Hay tres motivos de preocupación cuando tenemos una familia: la vivienda, la seguridad y la familia. No podremos dormir tranquilos, si nuestra confianza no está puesta en Dios. Dios no quiere nuestras vidas llenas de ansiedad, sino fortalecidas en Él, que es el proveedor de todas las cosas.
Cualquier empresa humana se realiza solo con la bendición divina, esto también podemos asociarlo con la edificación del templo de Salomón, quien construyó una casa para Dios y un palacio para gobernar. Las familias edifican casas, y los gobernantes construyen edificaciones para manejar los asuntos del estado, también colocan seguridad en la ciudad para protegerla. Lo que debemos ver, es que estos proyectos serán fútiles, a menos que Dios esté en ellos.
Una familia sin Cristo, jamás podrá experimentar la unión espiritual que Él quiere crear entre sus miembros. Una nación sin Dios, se devastará por la corrupción y la maldad que hay dentro.
No cometamos el error de dejar a Dios fuera de nuestra vida y familia, si lo hacemos habremos vivido en vano. Este fue el error de Salomón. En su segunda aparición el Señor le advierte, que la promesa de que su descendencia reine por siempre, está sujeta a que todo el pueblo de Israel camine en integridad y equidad, sin apartarse de Él, de lo contrario, esa casa que edificó, será destruida y se volverá ruinas. Lo que evidentemente pasó.
El Señor Jesús claramente dijo en Mateo 7:24 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. Sólo podemos edificar sobre el precioso fundamento del conocimiento de Jesucristo, cuando seamos obedientes a su Palabra y hacedores de ella.
El Señor nos haga constructores sabios para la eternidad. Entonces, nada nos separará del amor de Cristo Jesús. Nuestra vida no caerá, porque está en las manos del Señor.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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