Cuando tomamos un atajo

Señor, ayúdame a permanecer en ti, a pesar de las adversidades de la vida. No permitas que mi fe se debilite cuando no vea la respuesta y tenga que esperar. Quiero confiar siempre en tus promesas, porque tú me darás lo que necesito, en el tiempo preciso. Amén.

«Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón, y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro, y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová. Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz, y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido. Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto», Éxodo 32:1-8

Este mismo patrón de conducta del pueblo de Israel, se repite también entre los cristianos, cuando oramos y no vemos respuestas, cuando sentimos que Dios nos ha abandonado y buscamos “ayuda” en otro lado, el cansancio de la espera da lugar a muchas tentaciones. Tan fácilmente nos olvidamos de las bendiciones que Dios nos ha dado. Esto sucede cuando vivimos solo por emociones, nos cuesta entender, obedecer y esperar en la Palabra de Dios.
Cambiamos la verdad de Dios por mentiras, buscando soluciones en lugares equivocados, con ídolos, engaños, adivinos, etc. Cuanto nos cuesta esperar los tiempos de Dios. Sacamos excusas para no obedecer, y caemos entonces en el pecado. Al salirnos del camino de Dios y tomar un atajo, quebrantamos nuestra fe y caemos en apostasía. Esto trae muchas consecuencias como: influencia de espíritus engañadores, deseos humanos, amor al mundo y corazones endurecidos.
Dios nos llama a ser fieles, a no abandonar su Palabra, a asociarnos con los que creen y a seguir creciendo espiritualmente, para poder fortalecernos y así enfrentar con fe, las adversas situaciones de la vida.
Aunque hemos visto actuar al Dios invisible, lo olvidamos con facilidad. Nuestra tentación más grande, es querer moldear a Dios a nuestro parecer, cuando actuamos según nuestro criterio y no hacemos su voluntad. Dios no puede obrar a nuestro favor, cuando ponemos a algo, o a alguien por encima de Él. Pensemos si en nuestra vida existe algún ídolo que impida que el verdadero Dios se manifieste en bendición.
Hay que esperar al Señor hasta que llegue, hay que espéralo aunque demore. El siempre trae la respuesta en el momento preciso.