Apoderémonos de lo que nos pertenece
2016-08-18
1. Oración inicial
Padre celestial, gracias por hacerme acepto en tu amado Hijo Jesús, por haberme adoptado como hijo, por tu amor y gracia. Por hacerme parte de tu familia, dándome todos los privilegios de un heredero. Por las bendiciones y riquezas en gloria, que tienes para mí. Por la presencia y guía de tu Santo Espíritu, que da testimonio a mi espíritu, de que soy tu hijo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas”, Deuteronomio 28:13
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”, Romanos 8:17
3. Reflexiona
La frase: “te pondré por cabeza y no por cola es una forma oriental de expresión, que significa la posesión de poder, gran dignidad y excelencia reconocida.
Cuando nos volvemos creyentes, empezamos a pertenecer a la familia de Dios y esto implica heredar todo lo que nuestro Padre tiene para sus hijos. Cuando recibimos a Cristo, recibimos en Él no solamente el perdón de pecados y una vida nueva y divina, sino el Espíritu de adopción por el cual podemos llamar a Dios, Padre. Ya somos hijos y no esclavos viles y temerosos. Esto es un privilegio, porque debido a que somos hijos de Dios, disfrutamos de grandes bendiciones y riquezas en gloria, como coherederos con Cristo, el primogénito de entre muchos hermanos y el heredero de todas las cosas.
Al identificarnos con Cristo, no solo somos herederos de grandes riquezas, sino también somos partícipes de todos los sufrimientos, que implica seguirlo. Los creyentes del primer siglo, sufrieron consecuencias sociales, económicas, persecución y muerte. Nosotros debemos también pagar un precio por seguir a Jesús: Servir a otros, ceder nuestros derechos, resistir las presiones para no conformarnos al pensamiento de este mundo, son algunas. En el presente, muchos cristianos tienen que enfrentar presiones tan duras como las que enfrentaron los primeros cristianos.
Pero un día, no solamente la creación será liberada y transformada, sino nosotros y podremos disfrutar plenamente de la gloria venidera. Por eso dice la Palabra: “si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.
La promesa de participar de su gloria en la eternidad, nos ayude a soportar los sufrimientos y tribulaciones presentes.
Jesús viene y junto con él, la recompensa para todos los que hemos creído en Él. Coloquemos entonces la mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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