Partícipes de la naturaleza divina
2016-08-14
1. Oración inicial
Señor, gracias por darme entendimiento para saber, que el poder para crecer no viene de mi interior sino de ti. Me has dado los recursos espirituales, para ayudarme a vivir y para protegerme del pecado. Gracias por hacerme partícipe de tu naturaleza divina, habiendo purificado mi alma, por la obediencia a tu Verdad, mediante el Espíritu, siendo renacido de la simiente incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”, 2 Pedro 1:3-4
3. Reflexiona
Si pensáramos más, en todo lo que hemos recibido al hacernos cristianos, seríamos más agradecidos con Jesucristo, quizás le amaríamos más y seríamos más sumisos a su voluntad.
Cristo es generoso, no solo nos dice lo que es la vida, sino que nos capacita para vivirla como debe ser. Nos otorga todas las cosas necesarias para la vida y para la piedad (religión práctica).
Es el Cristo de preciosas y grandísimas promesas. Porque en Él todas las promesas que están en su Palabra se hacen realidad. Recordemos lo que Pablo dice en 2 Corintios 1:20 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. Cuando dice: “en él Sí y en él Amén”, Cristo las confirma y garantiza. Que gran bendición y que gran seguridad es descansar en su Palabra. Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos y su Palabra como Él son inmutables.
Es el Cristo por el cual huimos de la corrupción de este mundo y de conformamos a este siglo. Con la presencia activa del Espíritu Santo en nuestra vida, podemos renovar nuestra mente, para hacer lo que a Dios le agrada. Jesús es el único que puede ayudarnos a vencer los deseos mundanos y a limpiarnos con su Presencia y poder.
Es el Cristo, que nos hace partícipes de su naturaleza divina. El problema aquí es como participar de esa naturaleza si la experiencia humana lo contradice abiertamente, cuando vemos por todas partes odios, amarguras, vicios, crímenes, fracaso moral, corrupción, etc. ¿Cómo hacer cuando está de por medio la naturaleza humana? Él dice “Yo he venido, para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Como dijo uno de los padres de la iglesia: “ÉL SE HIZO LO QUE NOSOTROS SOMOS PARA HACERNOS LO QUE ÉL ES”.
Filipenses 2:5-8 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Participamos de su naturaleza divina cando seguimos su ejemplo y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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