Adoración sincera

Amado Jesús, no bastan las palabras, ni las canciones para expresar mi amor y mi pasión por ti, por eso con mi corazón, mi mente y todo mi ser contemplo la hermosura de tu santidad, llevando mi vida a obediencia y santidad. Te adoro Señor. Amen

“Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, Juan 4:23-24
“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre”, Salmos 103:1

En la adoración, Dios ve más allá de tus palabras, ve la actitud de tu corazón. La Biblia dice, «El hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.» La adoración incluye maravillarse en Dios, y esto involucra tus emociones, por eso Dios te dio emociones para que lo pudieras adorar con sentimientos profundos, genuinos, no fingidos, pues Dios abomina la hipocresía. Él no quiere ostentación o doblez de corazón en su adoración. Él quiere tu amor sincero y real.
Puedes adorar a Dios incorrectamente, pero no puedes adorarlo sin franqueza. Cierto es que la sinceridad por sí sola no es suficiente; uno puede estar sinceramente equivocado, por eso es que el espíritu y la verdad son necesarios. La adoración tiene que ser veraz y auténtica. La adoración que complace a Dios es profundamente emocional y profundamente doctrinal. Usamos nuestros corazones y nuestras mentes.
La adoración genuina ocurre cuando tu espíritu responde a Dios, no a algún sonido musical o a la admiración de las personas que te rodean. Hay muchas formas de alabanza que son mencionadas en la Biblia y el mejor estilo de adoración es el que más auténticamente representa tu amor por Dios, a través de la obediencia y una vida de santidad.