El Reino de Dios en el corazón del ser humano

Señor Dios todopoderoso, gracias porque tú eres mi rey y gobiernas mi vida con toda plenitud. Ahora ayúdame a extender tu reino llevando las buenas noticias de salvación, a aquellos que aún caminan en tinieblas, sobre todo los de mi casa. Te amo Señor. Amen

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, Mateo 28:18-20
“¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria», Salmo 24:10

En esta época de grandes desafíos, de tanta injusticia y descomposición social, de un mundo tan convulsionado y lleno de violencia, donde las fuerzas del mal se han incrementado en todas partes, se hace inaplazable la tarea de implantar el Reino de Dios en el corazón del ser humano que clama saciar su vacío. Es urgente llevar el evangelio a cada persona. Es mandato de Nuestro Señor y debemos hacerlo ahora que la cosecha está lista para la ciega y el fruto entre los hombres aún es grande, porque el Señor Jesús dijo: “La noche viene, cuando nadie puede trabajar”
El Reino de Dios opera con valores distintos de los sistemas humanos. En el Reino de Dios el valor más alto es la gloria de Dios y el cumplimiento de sus propósitos.
Esta es una hora crucial y de fatiga, pero es un tiempo de oportunidad para la Iglesia de Cristo. Es hora de poner en acción una gran revolución espiritual que cambie el curso de esta influencia y revele a la humanidad el poder y la gloria de Cristo Resucitado. El es la única respuesta al desasosiego de la humanidad. Pues Jesucristo es la Solución, Él quiere reinar en la vida de los hombres que abren su corazón y dejan que él gobierne su vida; ese es el establecimiento del Reino de Dios ahora, porque llegará el gran día en el cual llegará personalmente a establecer su reino con vara y con cetro.
Hermano, ¿Jesucristo es el Rey de tu vida? ¿Él gobierna todas las áreas de tu vida? Si así lo es, es momento de llevar las buenas nuevas a otros que tienen rota su alma por el pecado.