La gran tristeza del Señor
2016-06-08
1. Oración inicial
Señor quiero con mi vida siempre hacerte sonreír y nunca llorar, agradarte todos los días de mi vida haciendo tu santa, perfecta y agradable voluntad. Te amo mi Dios, mi Rey. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”, Lucas 19:41-42
3. Reflexiona
Las lágrimas del Señor por Jerusalén, atestiguan el libre albedrío con el cual el hombre resiste la gracia y la voluntad de Dios. La ciudad de Jerusalén había rechazado al Rey, al Mesías que esperaron por siglos y no lo recibieron.
Jesús los abandona a su propio sistema religioso que a ellos los lucraba, y era una vida llena de rutinas y leyes impuestas por ellos mismos. Cristo tiene que retirarse, y no será visto por Israel hasta que clamen para que El Mesías venga como su libertador.
Eso ocurrirá sólo cuando Israel pase por los terribles días de la Tribulación, pero no solo Israel, sino todos los que no han recibido a Cristo como Señor de su vida.
Hoy todavía hay millones en el mundo que no desean perder sus hábitos, sus ritos o la religión de sus antepasados que los llevarán a la perdición, pero Jesús dijo en Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. El pecado no los hace entender, que el Hijo de Dios lloró por todos aquellos que lo negaron, y hoy lo siguen negando.
El Señor quiere que todos procedan al arrepentimiento y sean salvos, por eso levantemos nuestro clamor por todos aquellos que todavía no tienen a Cristo en su corazón.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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