No te conformes

Padre mio entiendo que el propósito de mi vida es conocerte, ayúdame para que pueda enfocar todo lo que soy en conseguirlo. No hay tesoro ni riqueza en esta tierra que se pueda comparar con estar en tu presencia. Permite que llegue el día en que pueda alabarte, en haber dedicado mi vida entera a conocerte a ti, Dios mío, precioso y maravilloso. Amén.

“Así dijo el Señor: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiera de alabar, en entenderme y conocerme que yo soy Dios, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia…” , Jeremías 9: 23

La gente tiende a juzgar a los demás por las apariencias externas; muchos admiran a los individuos inteligentes, poderosos (valientes) y ricos, muchos quisieran estar en su lugar y tener lo que ellos tienen, no hay nada de malo en esto pero hay que recordar que no siempre lo que podemos ver con los ojos revela lo que las personas en realidad tienen dentro de su corazón.
A diferencia de los hombres Dios mira más allá de lo externo, conoce profundamente quiénes somos, lo que hacemos y lo que verdaderamente necesitamos. Él sabe que lo más importante al final es lo que puede encontrarse dentro de nosotros. Somos como un árbol que da frutos: si el árbol es bueno (si lo de adentro es bueno) su fruto será bueno (lo de afuera será bueno) y provechoso para los que de él se alimenten; pero si el árbol es malo aunque produzca fruto y sea vea bien, su fruto será estéril y no tendrá el potencial suficiente para alimentar y saciar al que lo coma.
El deseo de Dios sin duda, es que tengamos una vida abundante, no solo por fuera, sino internamente, quiere que tengamos un corazón rico y rebozante de su conocimiento, quiere que lo que determine nuestra vida no sean los logros que podamos alcanzar, sino la motivación por la que nos esforzamos para conseguirlos. Entender y conocer a Dios de una manera íntima y personal nos garantiza mantenernos en el centro de su voluntad y alcanzar lo mejor del plan que Dios tienen para nosotros.
No te conformes con ser simplemente inteligente, valiente o rico, ve por más, concéntrate en lo excelente y magnífico, en el conocimiento de Dios, en desarrollar una amistad profunda y verdadera con Él, en comprobar que sus promesas son Sí y son Amén por medio de Cristo y en vivir lo mejor del plan de Dios para tu vida.